Guía esencial para la gestión del pasto

En su clase dentro de la diplomatura en alfalfas de Calidad, Maria Alejandra Marino abordó el último sábado un tema fundamental como es la “innovación tecnológica para facilitar la medición y la gestión del pasto”

Para el productor ganadero, el pasto no es simplemente el suelo que pisa su ganado; es el motor principal de su rentabilidad. Sin embargo, este motor opera con una eficiencia enormemente variable. 

Su importancia es colosal: las pasturas cubren más de 3 mil millones de hectáreas, lo que representa el 70% de la tierra utilizable del planeta. Gestionar esta inmensa superficie basándose únicamente en la observación es ineficiente y arriesgado.

Por ello, la ingeniera agrónoma Maria Alejandra Marino, máster en Producción Animal, puso sobre la mesa dos preguntas fundamentales: 

1 – ¿Por qué es tan crucial medir el pasto de manera sistemática?

2 – ¿Cómo podemos medirlo eficazmente utilizando las herramientas disponibles hoy en día?

Para poder dar respuestas a estas preguntas es necesario comprender y dominar el principal desafío que presenta este recurso: su constante variabilidad.

El desafío oculto: La variabilidad del pasto

El principal reto en la gestión de pasturas es su constante cambio, tanto en cantidad (variación cuantitativa) como en calidad (variación cualitativa). La cantidad de pasto disponible puede fluctuar drásticamente debido al clima, la estación del año y el manejo, pero la calidad nutricional del forraje es igualmente variable y tiene un impacto directo en el rendimiento del ganado.

Impacto directo en la producción

La calidad del pasto determina cuánto come el animal, qué tan bien lo aprovecha y, en última instancia, cuánto peso gana. Un análisis comparativo demuestra cómo dos escenarios con diferente disponibilidad y calidad de pasto generan resultados productivos radicalmente distintos.

La calidad del forraje es un motor de productividad más potente que la simple cantidad. A modo de ejemplo, un escenario con 1500 kg MS/ha menos de pasto generó casi cuatro veces más producción de carne, impulsado exclusivamente por una mayor digestibilidad.

«Con mejor pasto, el animal COME MÁS, MEJOR y de forma MÁS EFICIENTE.»

Dada esta enorme variabilidad, no medir el pasto significa gestionar a ciegas, con consecuencias económicas directas que afectan la rentabilidad del negocio.

Medir o no medir: El impacto en la rentabilidad

A pesar de la importancia crítica del pasto, su medición es una práctica sorprendentemente poco común en el sector ganadero. Una encuesta realizada por Recavarren y col. (2020) revela una brecha significativa entre la necesidad y la acción:

10% Miden el pasto de forma sistemática.

22% No miden, pero son conscientes de que deberían hacerlo.

68% No miden y no son conscientes del problema que esto representa.

La principal barrera que impide una adopción más amplia de esta práctica es la percepción de que requiere demasiado tiempo y esfuerzo. Sin embargo, los costos de no hacerlo superan con creces la inversión necesaria.

Las consecuencias de la mala gestión

La falta de datos precisos sobre la disponibilidad de pasto conduce a una serie de efectos negativos en cadena que impactan directamente en el resultado económico de la empresa.

1. Baja productividad del pasto: Sin medición, es imposible optimizar los tiempos de pastoreo y descanso, degradando la pastura.

2. Baja productividad animal: Los animales no reciben la nutrición adecuada, afectando la ganancia de peso o la producción de leche.

3. Aumento del gasto en suplementación: Se recurre a suplementos costosos para compensar un déficit de pasto que podría haberse previsto y gestionado.

4. Baja rentabilidad: La combinación de menor producción y mayores costos erosiona los márgenes del negocio, con pérdidas estimadas entre U$S 100 a +300 por hectárea por año.

5. Menor sustentabilidad: Una gestión deficiente degrada el recurso suelo y compromete la viabilidad a largo plazo de la empresa.

Este impacto se conoce como la «Pérdida Oculta». Un ejemplo de Australia demuestra la magnitud del problema: una mala gestión del pasto puede generar pérdidas anuales de hasta USD 99.000 por tambo (en una superficie promedio de 150 ha). Afortunadamente, hoy existen diversas herramientas diseñadas para superar las barreras de tiempo y esfuerzo, haciendo la medición más accesible que nunca.

Las herramientas del oficio: ¿Cómo se mide el pasto?

Existen diversas metodologías para cuantificar la biomasa de una pastura, que van desde métodos manuales y de contacto hasta tecnologías avanzadas de teledetección. La elección de la herramienta depende de las necesidades de precisión, el costo y la escala de la operación.

Independientemente del método elegido, una «excelente medición de pasto» debe cumplir con ciertos criterios de calidad para ser útil en la toma de decisiones:

• El dato debe medirse semanalmente.

• El dato debe registrarse y estar disponible antes de las 24 horas de la recorrida.

• El error de la medición debe ser menor a ±150 kg MS/ha.

La integración de estas herramientas, especialmente las de teledetección, es parte de la revolución de la «Tecnología 4.0» que está transformando la agricultura.

La revolución AgTech: El futuro de la gestión del pasto

La «Tecnología 4.0» —que incluye Inteligencia Artificial (IA), Internet de las Cosas (IoT), imágenes satelitales y Big Data— está poniendo al alcance de los productores herramientas cada vez más prácticas y accesibles para la gestión de pasturas. 

La barrera tecnológica se reduce día a día, como lo demuestra el estado de adopción en Argentina:

• Más del 70% de los campos ya tienen conexión a internet (total o parcial).

• El 92% de los productores utiliza alguna herramienta digital, como aplicaciones móviles o plataformas web.

La adopción de estas tecnologías para medir y gestionar el pasto ofrece beneficios claros y directos que potencian la rentabilidad y la eficiencia del sistema productivo.

1. Mejora en la Toma de Decisiones: Para combatir la incertidumbre causada por la variabilidad del pasto, la medición sistemática transforma la intuición en datos concretos y objetivos. Permite saber con exactitud cuánto pasto hay, planificar el pastoreo y ajustar la carga animal de forma precisa.

2. Ahorro en Insumos = Mayor Rentabilidad: Para evitar el gasto reactivo en suplementación, conocer la oferta forrajera real permite evitar compras innecesarias, uno de los mayores costos en la producción ganadera. Se compra solo lo que se necesita, cuando se necesita.

3. Evita Pérdidas = Mayor Productividad: Para mitigar la ‘Pérdida Oculta’ de hasta U$S 300 por hectárea, optimizar el uso del pasto —el recurso más valioso y económico— previene tanto el sobrepastoreo (que degrada la pastura) como el subpastoreo (que desperdicia forraje). Esto maximiza la productividad por hectárea.

Estas herramientas digitales no solo facilitan la medición, sino que también abren la puerta a una gestión más estratégica y proactiva del principal activo del productor.

La variabilidad inherente del pasto es el mayor desafío para la producción ganadera, pero también la mayor oportunidad. Gracias a la tecnología, lo que antes era una tarea laboriosa y poco frecuente se ha vuelto más accesible, rápido y preciso que nunca.

En definitiva, adoptar la medición es dejar de ser un mero consumidor de un recurso impredecible para convertirse en el gestor activo de su activo más valioso. Es el paso decisivo hacia una ganadería de precisión, rentable y preparada para el futuro.