El ingeniero agrónomo, coordinador de la Diplomatura y Jefe de Trabajos Prácticos en la cátedra de Forrajes, Facultad de Ciencias Agrarias de la UNL, Fernando Delbino abordó el tema “Alfalfa en mezclas forrajeras”.
Fue en el inicio de su clase dentro del módulo II “sistemas pastoriles” que el último sábado lo tuvo como uno de los docentes. En el inicio de su clase Fernando Delbino remarcó que “la alfalfa es reconocida por su calidad y producción insuperables”. Sin embargo, es crucial entender que «la alfalfa es insuperable en calidad y producción, pero no es 4×4».
Esto significa que, si bien ofrece grandes beneficios, también presenta ciertas vulnerabilidades y limitaciones que deben ser consideradas en la planificación agrícola.
Limitaciones/Riesgos para la Alfalfa
Napa freática alta: «Napa alta = más probabilidad de perder alfalfa» (Berhongaray et al., 2019). Esto subraya la sensibilidad de la alfalfa al anegamiento o suelos con excesiva humedad, lo que puede comprometer seriamente su persistencia.
¿Por qué realizar mezclas forrajeras?
Las mezclas forrajeras se presentan como una estrategia robusta para superar las limitaciones de los monocultivos, especialmente de alfalfa, y para optimizar la producción y la salud del ecosistema.
Beneficios clave de las mezclas:
- Estabilidad en suelos manchoneados: Proporcionan mayor resiliencia en áreas con variabilidad de suelo (Wardle, 1999).
- Diferentes “servicios” al suelo y al ecosistema: «incremento de micro y macroporos, mejora la infiltración, explora raíces en distintos horizontes, etc.» (Sanderson et al., 2007).
- Control de malezas: «Bien implantada, el control de malezas se vuelve casi nulo» (Fargione et al., 2003; Zabaleta & Hulvey, 2004).
- Mayor eficiencia en el uso del nitrógeno: «Mayor eficiencia en el uso del nitrógeno por parte del animal (menos pérdida de N en orina)» (Woodward et al., 2012).
- Producción de Materia Seca (MS): «Igual o más producción de MS que cultivos puros» (Berhongaray et al., no publicado; Cardinale et al., 2007).
- Mayor estabilidad productiva: «Mayor estabilidad productiva (menor riesgo)» (Sanderson et al., 2006).
Ejemplos de Composición y Calidad Nutricional (en %PB):
Alfalfa: 27.0**
Festuca: 19.2*
Raigrás: 16.2*
Sorgo: 10.6*
Consociada: 20.5** (demostrando un buen nivel proteico comparado con especies individuales). *(*promedio 1 corte, *promedio de 2 cortes)
Para el éxito de las mezclas forrajeras, es fundamental una planificación cuidadosa que contemple la interacción entre las especies y el ambiente.
Por ello, hay factores que se deben tener en cuenta:
- Curvas de oferta de forraje: La complementariedad estacional de las especies es vital para una producción constante a lo largo del año.
- Velocidad de implantación: Las especies tienen diferentes «agresividades» al establecerse, lo que impacta la competencia inicial.
Muy agresivas: Raigrás, Trébol Rojo, Alfalfa, Cebadilla.
Intermedias: Festuca, Pasto ovillo.
Poco agresivas: Trébol Blanco, Lotus, Falaris, Agropiro.
- Adaptación a condiciones de suelo y clima: Es esencial seleccionar especies adecuadas para «definir AMBIENTES!» (Loma, Media Loma, Bajo Dulce, Bajo Salino, Napa Freática Somera).
Ejemplos de adaptación: Festuca para napa alta o encharcamientos temporarios; Lotus corniculatus para napa freática somera.
Complementariedad de especies: Estructura y crecimiento de las especies: Leguminosas y Gramíneas interactúan de forma diferente.
Distribución de raíces: Diferentes profundidades de exploración radicular mejoran la utilización de nutrientes y la estructura del suelo.
Adaptación al manejo: Las especies responden de manera diferente a la altura de corte y la frecuencia de pastoreo.
El manejo es clave para la persistencia y productividad de las pasturas, especialmente en mezclas.
A. Manejo de Leguminosas:
Tipo Alfalfa: «Pastoreo intenso y poco frecuente». Rebrote a partir de yemas de la corona y/o yemas axilares.
Tipo Trébol Blanco: «Pastoreo intenso y frecuente».
B. Manejo de Gramíneas: «Reglas de Oro»
Pastoreo moderado y frecuente.
1) Vida Media Foliar (VMF): «Período entre la aparición de una hoja y su senescencia.» Fundamental para definir momentos de corte/pastoreo.
2) IAF Crítico: «70-80% intercepción: Ingreso al pastoreo». Evitar pasturas «pasadas» con «mucho material muerto». El sombreo excesivo antes de VMF puede afectar la densidad de macollos y calidad.
3) AF Remanente: «0.8-1 tn de MS de remanente post-pastoreo para un rápido rebrote.» Este remanente es «FUNDAMENTAL para sustentar el rebrote de las gramíneas!»
4) Control Reproductivo: «Macollos reproductivos ‘roban’ fotoasimilados a vegetativos y reducen persistencia estival» (Jáuregui et al., 2017). El estado vegetativo puede prolongarse con el manejo.
5) Remanentes en Verano: «Pastoreos muy intensos en verano incrementan MUCHO temperatura del suelo. Esto compromete persistencia.» Se recomiendan remanentes mínimos de «10-12 cm» a partir de Octubre-Noviembre. Para controlar la floración, «incrementar frecuencia pero NO INTENSIDAD en ese período».
C. Manejo de Mezclas de Festuca y Alfalfa:
Otoño-Invierno: «Dejar ‘pasar’ un poco la Alfalfa para permitir que acumule reservas (1 vez/año – entre verano tardío y otoño temprano). Luego manejar en función de la gramínea (entrar a comer cuando tenga 2-3 hojas por macollo). Fertilizar con N.»
Primavera-Verano: «Entrar temprano! Priorizar calidad! Cuidar remanentes de verano (no menos de 10 cm – hojas verdes). Fertilizar con P, S u otros elementos en función del análisis.»
La alfalfa es un componente de alto valor, pero sus limitaciones resaltan la necesidad de enfoques más resilientes. «Las mezclas forrajeras permiten aportar estabilidad a los sistemas agrícolas», asegura Delbino.
Las mezclas no solo son productivas, sino que también «prestan ‘servicios’ al suelo y al ecosistema». Es crucial comprender que «no hay recetas universales». La selección y el manejo deben ser específicos para cada ambiente y objetivo productivo.