“Un proyecto de alta factibilidad”

El médico veterinario y especialista en producción bovina, Horacio Genesio, destacó el proyecto para desarrollar alfalfa en la zona de Laboulaye. En diálogo con TodoAlfafla remarcó que “la alfalfa emerge como una solución de alto impacto para la zona”.

“Este cultivo representa una oportunidad estratégica de desarrollo económico, generación de empleo y estabilidad para los productores”, indicó el médico veterinario Horacio Genesio, especialista en producción bovina, tras la presentación del plan de desarrollo alfalfero en Laboulaye desarrollado semanas atrás,.

El análisis revela que el potencial de la alfalfa no reside solo en su rentabilidad, sino en un proyecto de bajo riesgo, cimentado en las condiciones naturales de la zona y una inédita alineación entre el sector privado, el Estado y las instituciones intermedias.

En un contexto agrícola marcado por la volatilidad de los mercados, la identificación de cultivos que ofrezcan tanto rentabilidad como estabilidad es una prioridad estratégica. 

Desde la perspectiva de Genesio, la alfalfa emerge como una solución de alto impacto para la zona, posicionándose no solo como un cultivo, sino como un catalizador para un desarrollo económico más robusto y sostenible.

El experto argumenta que la alfalfa es una oportunidad fundamental por una confluencia de factores. La zona posee condiciones agroecológicas idóneas que constituyen una ventaja competitiva natural. A esto se suma la posibilidad de una rentabilidad superior, pero el factor decisivo, subraya Genesio, es la reducción del riesgo. Esta seguridad no es casual; se fundamenta en la sinergia público-privada que ofrece una red de apoyo inexistente en cultivos más especulativos.

Sin embargo, el éxito de esta iniciativa no depende únicamente de las condiciones agronómicas, sino de una alineación única de actores clave que hoy parece ser una realidad palpable.

Sin embargo, subrayó un punto crítico, “el éxito de proyectos de desarrollo a gran escala depende de la colaboración coordinada entre sectores”. La alta viabilidad del proyecto de la alfalfa, según Genesio, radica precisamente en esta convergencia de intereses, una sinergia para todos los involucrados y que él denomina una «combinación excelente» para avanzar. 

Este modelo requiere un compromiso activo, una disposición a «militarlo», como dice el especialista, para convertir el potencial en una realidad.

Los tres pilares que forman esta alianza estratégica son:

• Interés privado: El compromiso y la participación activa de los productores, quienes son la base inversora y productiva del proyecto.

• Apoyo estatal: Un marco de incentivos gubernamentales, como la ley de igualamiento territorial y desgravaciones impositivas, que reduce la carga financiera y estimula la inversión privada.

• Respaldo institucional: El acompañamiento activo de la Cámara, que se compromete a fortalecer y dar soporte a este tipo de iniciativas, proporcionando un marco institucional sólido.

«Este es un proyecto que yo le estoy viendo este una factibilidad muy alta. ¿Por qué? Porque existe la combinación que estamos necesitando, que es el interés de los productores en participar, el interés del Estado en apoyar y el interés de la Cámara, sin lugar a dudas de estar fortaleciendo y acompañando este tipo de iniciativa…» – Horacio Genesio

Esta colaboración estratégica es el motor que permitirá traducir el potencial del cultivo en beneficios tangibles y duraderos para toda la comunidad.

El verdadero valor de un proyecto de esta envergadura no se mide en toneladas cosechadas, sino en su capacidad para generar un efecto multiplicador en la economía y el tejido social. 

E desarrollo del cultivo de alfalfa está destinado a dinamizar la región de manera integral, generando valor agregado que permanece en la zona.

Los impactos socioeconómicos más destacados que se proyectan son:

• Generación de empleo: La expansión e industrialización del cultivo demandará una cantidad significativa de mano de obra, creando nuevas oportunidades laborales.

• Valor agregado: Al procesar la alfalfa localmente, se añade un valor sustancial a la producción primaria, fortaleciendo la economía local y evitando la fuga de riqueza.

• Dinamismo económico: La iniciativa generará un movimiento general en la economía, impulsando sectores asociados como el transporte, los servicios y el comercio.

A pesar de este enorme potencial, la materialización de estos beneficios exige superar desafíos técnicos y de conocimiento para maximizar los resultados productivos.

La producción de alfalfa en la región enfrenta un doble desafío que impacta directamente en su rentabilidad: una marcada variabilidad en la calidad del forraje y una baja eficiencia en la cosecha. Superar estos obstáculos, según observa Genesio, es crucial para desbloquear el verdadero potencial económico del cultivo. El experto destaca cómo la capacitación y la tecnología ya están ofreciendo soluciones concretas.

Freno a la ProducciónAcelerador Tecnológico y Formativo
Baja Eficiencia de Cosecha: Genesio es directo: «estamos cosechando un 50%» de lo que produce una hectárea, dejando la mitad de la rentabilidad en el campo.Mecanización: La cosecha mecánica puede elevar la eficiencia a un 70% u 80%. Este salto no solo maximiza el rinde sino que respeta la salud del suelo, al dejar un remanente necesario para «devolver al suelo».
Calidad Variable: Las distintas metodologías y niveles de conocimiento de los operarios generan calidades dispares que afectan el valor final del producto.Capacitación Continua: Genesio reconoce que el trabajo de «organismos públicos como el caso de INTA» y «referentes realmente importantes como es Pablo Catani» ha sido clave para «levantar el nivel de la gente».

El impacto económico de estas mejoras es transformador. «Si hoy estamos hablando más o menos un cultivo de alfalfa lleva alrededor de 600 [dólares] de implantación», señala Genesio, un dato que pone en perspectiva el cambio radical que supone duplicar la eficiencia de cosecha. Además, la incorporación de alfalfa de alta calidad en la nutrición animal genera respuestas productivas en carne y leche «muy pero muy buenas», al tiempo que «está bajando el costo» de producción.

Al resolver estas ineficiencias internas, Genesio argumenta que la región no solo se fortalece, sino que se posiciona para capitalizar una demanda global hasta ahora desaprovechada.

Para cualquier sector productivo, mirar más allá de las fronteras es clave para alcanzar una escala sostenible. En el caso de la alfalfa, el verdadero potencial de negocio se encuentra en el mercado internacional, un espacio donde, según el experto, existe un «potencial de demanda mundial» que Argentina prácticamente no está cubriendo.

El análisis de Genesio sobre el mercado global destaca varios puntos estratégicos:

• La oportunidad de mercado es inmensa y poco explotada, representando una vía de crecimiento exponencial para la producción local.

• La industrialización del cultivo para su exportación lo convierte en un «negocio atrayente» y de alto valor agregado, fundamental para la economía nacional.

• El apoyo de los organismos públicos es crucial, ya que a un privado «solo a veces le cuesta llegar a los mercados internacionales», pero con un respaldo institucional y una gestión comprometida el objetivo se vuelve viable.

Esta visión de mercado se complementa con el entusiasmo personal de un especialista que ha dedicado su vida al sector.

«Creo que tener esta posibilidad realmente me entusiasma muchísimo».

El optimismo de Horacio Genesio no es improvisado. Se fundamenta en «muchísimos años» de experiencia de campo, como él mismo dice, «atrás de las vacas, del alfalfa, de los tambos». 

Su entusiasmo proviene de ver cómo se alinean, por primera vez de manera tan clara, todas las piezas necesarias para que un proyecto transformador se haga realidad: el recurso natural, el interés privado, el apoyo estatal y un mercado global expectante. Es la visión de un especialista que reconoce una oportunidad histórica para la región.