“Es un buen momento”, fue la frase que utilizó durante mucho tiempo un relator de fútbol cada vez que se aproximaba una jugada de gol. La misma puede implementarse ahora a la hora de pensar en producir pasturas.
En una nota que publicó el portal Valor Agregado Agro el periodista Germán Tinari, da cuenta que los números están más positivos que nunca para hacer pasturas. En la entrevista a Natalia Aiassa, especialista en la temática, apunta a que “con siete kilos de novillo pagás una bolsa de avena de primera calidad”.
La actualidad del sector permite que haya competitividad en la ganadería, frente a la agricultura. La ingeniera Aiassa destacó que «por primera vez en muchos años, el número ganadero es rentable».
La ecuación se ha revertido en el último año y hoy “vale la pena invertir y permanecer en el negocio ganadero”. Además, advierte que no se trata solamente de sembrar, sino de programar una campaña ordenada para obtener buenas reservas forrajeras.

Uno de los indicadores que marca esta situación favorable es el costo relativo de las semillas forrajeras frente al valor del ganado. «Hoy, si hacemos cuentas redondas, un kilo de novillo está en $3.000. Una bolsa de avena, por ejemplo, cuesta entre $20.000 y $23.000, o sea que con siete kilos se está pagando», dijo a Valor Agregado Agro.
Aiassa explicó que, si se considera una ganancia de peso promedio de 400 a 500 gramos por día en un novillo sobre verdeo, “en siete días se paga la bolsa con un solo animal pastoreando”.
La importancia de la semilla fiscalizada
Aiassa destacó la diferencia entre “elegir o no” ya que vale la pena invertir “calidad” es que remarcó que «el ahorro que podés generar en un año donde la semilla está barata es ínfimo en comparación con la producción que te puede generar una buena semilla frente a una de mala calidad”.
También se refirió a los beneficios impositivos de trabajar con semilla certificada: “Generalmente el comercio de semilla, bolsa blanca y demás, es sin facturación; pero lo que venden comercios que facturan permiten obtener el descuento de impuesto a las ganancias, que si uno paga el 35% es un ahorro importante.
Por otra parte, la especialista aseguró que esta lógica es aún más favorable en el caso de la alfalfa. “Mucho más rentable. El costo de inversión en una semilla de alfalfa fiscalizada, si uno lo evalúa a lo largo de los cuatro años que dura el cultivo, es prácticamente nulo. No hay nada más barato que eso”, afirmó.