La diplomatura en alfalfas de calidad tuvo el pasado sábado continuidad en el tema mercados internacionales y sumó diversas voces de actores que conforman la cadena. Uno de ellos fue Alfredo Abboud, titular de CADAF, la empresa radicada en San Francisco.
En la oportunidad, no solo analizó los desafíos del escenario global, sino que también posicionó a su compañía como un pilar fundamental para construir el futuro exportador de la alfalfa argentina, basado en un modelo que prioriza la calidad, la estabilidad para el productor y la creación de valor a largo plazo.
Un mercado en plena transformación
Para posicionar con éxito el producto argentino, es imprescindible, según Abboud, comprender las dinámicas que rigen el comercio internacional. El mercado de la alfalfa está en un proceso de cambio profundo, donde los grandes compradores buscan diversificar sus fuentes de provisión para mitigar riesgos, añadiendo una nueva capa de exigencia sobre la fiabilidad de proveedores como Argentina.
El cambio más significativo se observa en la demanda. Históricamente centrada en la alfalfa deshidratada («Dehy»), la preferencia ha virado decisivamente hacia la alfalfa curada al sol («Sun Cured»). Adaptarse a esta nueva exigencia no es una opción, sino una condición necesaria para competir.
En este contexto, Abboud identificó tres pilares que sostienen cualquier estrategia de exportación exitosa:
Calidad: Para Abboud, este es el pilar no negociable. Cumplir con los más altos estándares internacionales es la única forma de generar confianza, asegurar contratos a largo plazo y diferenciar el producto argentino en un mercado competitivo.
Oportunidad: Se refiere a la capacidad de entregar el producto en tiempo y forma. La agilidad logística y la fiabilidad en los plazos son tan cruciales como la calidad intrínseca de la alfalfa, permitiendo a Argentina capitalizar ventanas de demanda.
Precio: Si bien sigue siendo un factor determinante, Abboud enfatizó que el precio debe ser una consecuencia de la eficiencia y la calidad, no el único argumento de venta. Una estrategia sostenible busca competir con valor y no únicamente con costos bajos.
Comprender estos desafíos globales es el primer paso, pero la respuesta debe construirse desde lo local. Es aquí donde la estrategia de CADAF cobra un rol protagónico para fortalecer a toda la cadena productiva.
La planta, ubicada en San Francisco, se posiciona como una posibilidad para el productor. Su rol trasciende la simple intermediación comercial para convertirse en un verdadero motor de desarrollo regional, articulando la producción con la demanda internacional y brindando herramientas concretas para el crecimiento del sector.
El impacto de la planta en la cadena de valor puede resumirse en las siguientes funciones clave:
• Absorber la producción local: Ofrece una garantía de compra a los productores del área de influencia, independizándolos de las fluctuaciones y la volatilidad del mercado interno y otorgándoles un horizonte de negocio claro.
• Estandarizar la calidad: Implementa procesos rigurosos para homogeneizar la producción, asegurando que cada fardo cumpla con las especificaciones de exportación. Esto no solo genera confianza en los compradores, sino que eleva el estándar de toda la región.
• Acercar conocimiento y herramientas: Actúa como un centro de transferencia tecnológica, compartiendo mejores prácticas y conocimientos técnicos que permiten a los productores mejorar su eficiencia y la calidad de su alfalfa.
• Solucionar problemas logísticos: Identifica activamente los cuellos de botella en la cadena de suministro local y trabaja para ofrecer soluciones, reduciendo costos y tiempos para los agricultores.
• Impulsar el área sembrada: Al garantizar la demanda y ofrecer un marco de previsibilidad, incentiva a los productores a invertir en la expansión del cultivo de alfalfa destinada a la exportación.
• Generar previsibilidad: La suma de estas acciones crea un ecosistema de negocio estable y confiable, donde los productores pueden planificar sus inversiones y su crecimiento a largo plazo.
Estas acciones locales son la base sobre la cual CADAF construye una ambiciosa visión de futuro, no solo para la empresa, sino para toda la alfalfa argentina.
La estrategia es clara: pasar de ser un proveedor circunstancial a un actor protagónico y confiable. Para lograrlo, la compañía ha trazado una hoja de ruta que consolida su rol como uno de los principales players del negocio en Argentina.
Se trata de un plan integral diseñado para construir un futuro más sólido, rentable y prestigioso para la alfalfa de exportación argentina.