Cooperación y tecnología, dos claves para el crecimiento de la alfalfa argentina

Gustavo Dorgan, de Dorgan semillas, analizó el escenario global tras participar del Congreso Mundial de Alfalfa. Destacó el desafío estructural y organizativo para poder avanzar en el camino necesario y ganar terreno.

Ser parte de eventos como el Congreso Mundial de Alfalfa, recorrer otras formas de producción, intercambiar ideas con productores de otras partes del mundo permite ampliar la mirada que un productor, empresario, integrante de una cadena productiva puede tener.

En ese marco, la participación en el Congreso Mundial de Alfalfa, celebrado en Reims, Francia, permitió a Gustavo Dorgan reevaluar la estrategia.

La observación de modelos de producción consolidados a nivel mundial es un ejercicio estratégico fundamental para identificar brechas de competitividad y oportunidades de mejora en la industria local. 

En diálogo con TodoAlfalfa, Gustavo Dorgan destacó “la visita a las plantas de procesamiento de alfalfa en Francia” a las que catalogó como “una experiencia reveladora que puso de manifiesto el abismo en escala y capacidad industrial que separa al modelo europeo del argentino”.

La magnitud de las operaciones francesas dejó una impresión profunda. Dorgan describe una planta que, ubicada a solo 10 kilómetros de Reims, procesa el 80% de toda la alfalfa producida en Francia. 

Su capacidad es monumental: está equipada con diez peleteadoras, cada una con una producción de siete toneladas por hora, lo que suma una asombrosa capacidad de procesamiento de 70 toneladas por hora en una sola instalación, una cifra que redefine la escala para el sector argentino. 

La experiencia fue tan impactante que Dorgan la calificó como «un sueño» y «algo que no lo puedes creer», una frase que encapsula la distancia entre la visión de lo posible y la práctica actual en el país. Esta revelación plantea una pregunta crucial: ¿cómo puede Argentina adaptar los principios de este modelo a sus propias condiciones geográficas y productivas?

El desafío argentino: El modelo cooperativo regional

El principal obstáculo para la industrialización a gran escala de la alfalfa en Argentina no reside en una limitación tecnológica insuperable, sino en un desafío fundamentalmente estructural y organizativo. 

El diagnóstico de Gustavo Dorgan apunta a dos problemas centrales que frenan el crecimiento del sector: la falta de cooperación entre los productores y las vastas distancias geográficas que caracterizan al territorio nacional.

Dorgan contrasta la situación de manera elocuente. Mientras en el modelo francés «es un solo tipo que sale a vender» —refiriéndose a la consolidación de la oferta a través de cooperativas—, en Argentina «somos 200 que vamos a vender». Esta atomización debilita el poder de negociación e impide las inversiones de alto impacto. De esta forma, se supera la parálisis del productor individual, quien, como describe Dorgan, a menudo se ve obligado a «pelear para que te vendan» y luego a «pelear para vender», en una lucha constante y solitaria. Para superar esta fragmentación, Dorgan propone una solución pragmática: «regionalizar la producción». 

Su visión consiste en formar grupos de 10 a 12 productores que puedan adquirir de forma conjunta maquinaria clave y establecer plantas de procesamiento más pequeñas pero estratégicamente ubicadas.

Según Dorgan, esta falta de unión es la razón fundamental por la cual «ellos crecen y nosotros no». La clave para alcanzar la escala necesaria para competir en los mercados globales no es solo tecnológica, sino, ante todo, asociativa. Este modelo asociativo no solo resuelve el problema de la fragmentación del mercado, sino que también ataca directamente la barrera del capital, transformando inversiones tecnológicas prohibitivas para un individuo en metas alcanzables para el colectivo.

Inversión en tecnología estratégica 

El sanjuanino, oriundo de Niquivil, tiene una visión que trasciende la teoría y se materializa en una búsqueda activa de soluciones tecnológicas concretas. Su enfoque es doble: por un lado, busca el equipamiento industrial que permita dar un salto de calidad en el procesamiento y, por otro, identifica herramientas adaptadas a los desafíos agroclimáticos específicos de las zonas de producción argentinas.

En ese marco, viajó también a Alemania en busca de una fábrica peleteadora de matriz plana. Esta decisión no es casual, sino el resultado de un análisis técnico orientado a maximizar la eficiencia y la calidad. 

Afirma: «atrás mío hay gente con inversiones y no quiero fallar en nada, yo pongo la cara en todo esto», por lo que no se permite el error. La elección de esta tecnología se basa en ventajas estratégicas claras frente a las peleteadoras de matriz anular más convencionales.

Característica ClaveVentaja Estratégica
RobustezMayor fiabilidad operativa y vida útil, reduciendo costos de mantenimiento y tiempos de inactividad.
Calidad de FibraPermite procesar fibra más larga sin necesidad de pulverizar el material hasta convertirlo en harina, lo que preserva la integridad estructural y el valor nutricional del forraje en el producto final.
Funcionalidad DualUna sola máquina puede producir tanto pellets como cubos. Esto elimina la necesidad de invertir en dos equipos distintos (como las máquinas Warren & Number para cubos y CPM para pellets), optimizando la inversión y la versatilidad de la planta.

En esencia, la elección de la matriz plana no es una mera preferencia técnica, sino una decisión estratégica que optimiza el capital inicial (al evitar la compra de dos máquinas), reduce el riesgo operativo (por su robustez) y maximiza la calidad del producto final, atacando tres frentes críticos con una sola inversión.

Vapor para zonas secas, una solución

Además del procesamiento industrial, Dorgan aborda un cuello de botella crítico en la producción primaria, especialmente en regiones áridas como San Juan, donde las precipitaciones anuales son de apenas 60-80 mm. 

En estas condiciones, la «ventana muy corta para hacer los fardos» limita drásticamente la capacidad y la eficiencia de la cosecha, por lo que la solución que planea implementar es una máquina que inyecta vapor directamente en la andana. 

Esta tecnología permite acondicionar el forraje, otorgándole la humedad necesaria para poder enfardar durante las 24 horas del día. La viabilidad de esta herramienta está comprobada en el país, con ejemplos de maquinas que funcionan en la provincia de Córdoba con dos productores que la compraron meses atrás.

Esta tecnología elimina un riesgo operativo clave para los productores en zonas áridas, garantizando un suministro constante de materia prima para las plantas de procesamiento cooperativas y, de este modo, fortaleciendo toda la cadena de valor regional.

Para Dorgan, el modelo cooperativo es el vehículo que hace factible la inversión tecnológica para los productores, al diluir el capital necesario y crear escala. A su vez, la tecnología adaptada —desde el vaporizador en el campo hasta la peleteadora dual en la planta— es lo que garantiza un producto de calidad global, haciendo que el esfuerzo cooperativo sea comercialmente viable y competitivo. Esta simbiosis entre organización y tecnología es el núcleo de un nuevo paradigma.