La alfalfa y su impacto ambiental

Una de las clases del módulo III tuvo a la docente Maria Paz Tieri con un abordaje pleno sobre el perfil ambiental del cultivo de alfalfa, destacando su rol en la mitigación del cambio climático y la salud de los ecosistemas.

La alfalfa se posiciona como un cultivo perenne con beneficios ambientales significativos, principalmente por su alta capacidad de secuestro de carbono en el suelo gracias a su profundo sistema radicular, superando en efectividad a cultivos anuales como el maíz o la soja.

Los hallazgos clave indican que la alfalfa posee una de las huellas de carbono más bajas entre los cultivos forrajeros (150-280 kg CO₂eq/ton) y una necesidad casi nula de fertilizantes nitrogenados sintéticos, lo que minimiza drásticamente las emisiones de óxido nitroso (N₂O), un potente gas de efecto invernadero. Si bien su huella hídrica es comparable a la de otros forrajes, su impacto global es favorable.

Los principales desafíos en su ciclo de vida son las emisiones de CO₂ asociadas al uso de maquinaria y, de manera crítica, al alto consumo energético del proceso de deshidratación industrial. La implementación de estrategias de gestión sostenible, como el riego de precisión y el control biológico de plagas, es fundamental para optimizar aún más su rendimiento ambiental y consolidar su papel como una solución agrícola resiliente y beneficiosa para el clima.

Contexto: Gases de Efecto Invernadero y Agricultura

La actividad agrícola es una fuente relevante de Gases de Efecto Invernadero (GEI), que contribuyen al calentamiento global. Los principales gases, sus fuentes y su Potencial de Calentamiento Global (PCG) se detallan a continuación. El dióxido de carbono (CO₂), el metano (CH₄) y el óxido nitroso (N₂O) son los más directamente relacionados con las prácticas agrícolas.

El Papel Fundamental de los Suelos en el Ecosistema

Los suelos son un pilar esencial para la vida en el planeta y la sostenibilidad de los sistemas agrícolas. Su gestión adecuada es crítica para la seguridad alimentaria y la salud ambiental. 

Las funciones clave de los suelos incluyen:

Producción de alimentos: Son responsables de aproximadamente el 95% de los alimentos.

Regulación climática: Juegan un rol vital en la adaptación y mitigación del cambio climático, principalmente a través del secuestro de carbono.

Ciclo de nutrientes: Facilitan los ciclos biogeoquímicos esenciales para la vida vegetal.

Gestión hídrica: Permiten la retención, purificación e infiltración del agua.

Biodiversidad: Albergan cerca del 60% de la biodiversidad mundial.

Análisis del Ciclo de Vida de la Alfalfa: Balance de Carbono

El Análisis del Ciclo de Vida (ACV) es un instrumento de gestión ambiental que permite evaluar los impactos de un producto o actividad. En el caso de la alfalfa, este análisis revela un balance de carbono marcadamente positivo.

Secuestro de Carbono

La capacidad de la alfalfa para secuestrar carbono es uno de sus atributos ambientales más destacados, derivado de sus características como cultivo perenne.

• Almacenamiento Eficiente: Su sistema de raíces profundo almacena dióxido de carbono (CO₂) tanto en la biomasa subterránea como directamente en el suelo, incrementando las reservas de materia orgánica.

• Estabilidad Superior: El secuestro de carbono es más efectivo y estable que en los cultivos anuales, ya que se evita la labranza frecuente que provoca la oxidación y liberación del carbono almacenado.

• Resiliencia Climática: Su capacidad de captura de carbono se mantiene estable incluso durante años secos o húmedos, lo que la convierte en una herramienta fiable para la mitigación climática.

Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI)

Las emisiones directas de GEI durante el ciclo de vida de la alfalfa son relativamente bajas en comparación con otros cultivos.

• Óxido Nitroso (N₂O): Las emisiones son muy bajas gracias a su capacidad de fijar nitrógeno atmosférico, lo que reduce o elimina la necesidad de fertilizantes nitrogenados sintéticos.

• Metano (CH₄): Las emisiones de metano durante su ciclo de vida son insignificantes.

• Dióxido de Carbono (CO₂): Las principales fuentes de emisión de CO₂ están relacionadas con el uso de maquinaria agrícola y el transporte.

• Punto Crítico: La fase de deshidratación industrial representa un punto crítico en el ciclo de vida debido a su alto consumo energético, lo que aumenta significativamente las emisiones de CO₂ asociadas.

Comparativa de Impacto Ambiental con Otros Cultivos

La evaluación comparativa de la alfalfa frente a otros cultivos forrajeros y agrícolas resalta su perfil ambiental favorable en múltiples indicadores clave.

Indicadores Clave en Cultivos Forrajeros

La alfalfa muestra un rendimiento ambiental competitivo, especialmente en lo que respecta a la huella de carbono y el uso de nitrógeno.

Rendimiento Comparativo en Diversos Parámetros

Un análisis comparativo (Xu et al., 2022) frente a cultivos anuales como maíz, girasol, soja, sorgo y trigo en diferentes regiones (Global, Argentina, EE. UU.) muestra un perfil distintivo para la alfalfa. 

En las métricas visualizadas, la alfalfa tiende a mostrar valores muy bajos en categorías que podrían estar asociadas a emisiones o uso de ciertos insumos, mientras que presenta valores altos en parámetros como la biomasa cosechada, reforzando su eficiencia productiva y ambiental. (foto)

Estrategias para una gestión sostenible de la alfalfa

Para maximizar los beneficios ambientales de la alfalfa y minimizar sus impactos negativos, es crucial implementar tecnologías y estrategias de gestión sostenible.

Implementar Riego Eficiente: Utilizar sistemas de riego por goteo o aspersión y programar el riego basándose en sensores para reducir la huella hídrica del cultivo.

Monitorear Plagas: Realizar un seguimiento constante y sistemático para detectar la presencia de plagas y evaluar su impacto real en el cultivo antes de tomar medidas de control.

Aplicar Control Biológico: Fomentar la presencia de enemigos naturales y utilizar agentes de control biológico para manejar las plagas de forma que no se dañe el ecosistema circundante.

Uso Racional de Pesticidas: Limitar la aplicación de pesticidas a situaciones donde sea estrictamente necesario, minimizando así los impactos negativos en la biodiversidad y reduciendo el riesgo de generar resistencia.

Gestión a Nivel de Paisaje: Coordinar las prácticas de manejo con las fincas vecinas para conservar los servicios ecosistémicos a una escala mayor y evitar efectos secundarios no deseados.