El negocio de la alfalfa mostró significativos avances en nuestro país, tal es así que Pedro Coya representante de IMABE – Apisa en nuestro país destacó que pasó de verse como un pasto a un producto importante para el sector agroindustrial.
En diálogo con TodoAlfalfa, Coya abordó este “cambio de paradigma” de la reina de las forrajeras. “Históricamente, la alfalfa en Argentina no se consideraba más que un pasto. Sin embargo, con el tiempo, la percepción ha cambiado considerablemente”.
Para el entrevistado, “los productores reconocen la importancia de la alfalfa como fuente de proteína de alta calidad y este tipo de charlas (como la que brindó Cadaf) reflejan este cambio”, aseguró.
Dejó en claro que hay un compromiso cada vez mayor en el sector para aumentar la calidad de producción. Se buscan nichos de mercado interno y externo.
Prensar ya no es solo para exportar
El proceso de prensado, que incluye técnicas de compactado y deshidratado, es esencial para optimizar el almacenamiento y la transportación de alfalfa. “Las prensas modernas permiten a los productores reducir costos de flete al maximizar la cantidad de producto que pueden transportar”.
Por lo tanto, esto se traduce en una mayor eficiencia en la logística y, por ende, en un incremento de las ganancias.
Los tambos, grandes consumidores de alfalfa, han comenzado a prestar atención a la calidad del alimento que ofrecen. Ahora saben que una alfalfa de mejor calidad puede resultar en un aumento en la producción láctea. Esta lógica, aunque obvia, no siempre fue tenida en cuenta.
Hoy, el mercado se encuentra maduro, con proyectos sólidos que indican que todos los actores comprenden su rol en la cadena productiva. Los productores evalúan qué tipo de calidad quieren ofrecer: ¿alta calidad para la exportación o una calidad media para el consumo local? Cada uno analiza sus costos y decide la mejor estrategia para maximizar sus beneficios.