La evolución de la alfalfa: Claves para la producción y la revolución genética 

En un campo argentino cada vez más desafiado por la variabilidad climática y la presión productiva, la bióloga Valeria Arolfo del INTA no solo presentó datos, sino que delineó una nueva era para la alfalfa.

Durante las Jornadas Nacionales de Alfalfa la bióloga Valeria Arolfo, del INTA Manfredi, abordó la evolución, el potencial y el mejoramiento genético del cultivo forrajero más importante del país. A su vez, tendió un puente esencial entre la ciencia de vanguardia y las decisiones críticas que los productores deben tomar para asegurar una mayor productividad y sostenibilidad.

Pilares de una alfalfa exitosa: Más allá de la semilla

El éxito en la producción de alfalfa no depende de un único factor, sino de un enfoque sistémico que integra múltiples variables desde antes de la siembra. Según la presentación de Arolfo, el rendimiento y la persistencia del cultivo son el resultado de un manejo integral que sienta las bases para que el potencial genético de la semilla pueda expresarse plenamente.

Para lograr una producción robusta y de alta calidad, es crucial atender a los siguientes factores fundamentales:

Para que una alfalfa prospere, requiere condiciones específicas que optimicen su implantación y desarrollo. Los requerimientos técnicos más importantes son:

Una de las recomendaciones críticas de Arolfo se centra en la densidad de siembra y el uso de semilla fiscalizada. El objetivo es alcanzar una población de 300 a 350 plantas por metro cuadrado a los 90-120 días post-siembra. Esto se traduce en una recomendación de 12 kg/ha para semilla desnuda y entre 18 y 20 kg/ha para semilla peleteada. Como concluyó la especialista, «Todo comienza con el establecimiento de una población de plantas densa y vigorosa».

Mientras que un manejo agronómico impecable crea el escenario, es el guion genético del cultivar elegido el que dicta el rendimiento final. Arolfo enfatizó que sin una base sólida, incluso la genética más avanzada no puede alcanzar su máximo potencial.

Elección del cultivar: Una decisión estratégica basada en datos

La selección de la variedad de alfalfa es una de las decisiones más críticas que enfrenta el productor. El mercado ofrece un alto número de cultivares, y la fuerte interacción entre el cultivar y la localidad (cultivar x localidad) hace indispensable contar con información local para tomar una decisión informada y rentable. No existe una única variedad «mejor» para todas las situaciones.

Una de las características genéticas clave para la selección es el Reposo Invernal. Este rasgo permite a las plantas entrar en un estado de latencia durante los períodos de bajas temperaturas, previa acumulación de reservas en la raíz y la corona, lo que influye directamente en su persistencia y patrón de producción. 

Las variedades se clasifican en cuatro categorías principales:

• Con reposo: Grupos ≤ 5

• Reposo intermedio: Grupos 6 y 7

• Sin reposo: Grupos 8 y 9

• Extremadamente sin reposo: Grupo 10

Para guiar esta decisión, la Red Nacional de Evaluación de Cultivares de Alfalfa del INTA se presenta como una herramienta fundamental. Esta red genera y difunde información objetiva sobre el comportamiento de cada variedad en las diferentes regiones productivas del país. Con esta información, el productor puede elegir con mayor certeza, recordando siempre que «El cultivar es un factor necesario, pero no suficiente».

Además del rendimiento, el mejoramiento genético busca resolver importantes desafíos sanitarios, incluyendo enfermedades que atacan la raíz y la corona, como la Fitoftora, la Pudrición de Corona (CPRC) o la Fusariosis, así como patologías foliares.

Frente a esta compleja interacción de factores, el INTA utiliza el mejoramiento genético para desarrollar cultivares superiores que no solo producen más, sino que también resisten mejor las adversidades.

La revolución genética del INTA: Creando la alfalfa del futuro

El mejoramiento genético es la respuesta proactiva del INTA a las demandas del sector productivo. La institución tiene un convenio de investigación tecnológica con la empresa Palo Verde. 

El programa busca desarrollar variedades que se adapten a diferentes realidades, desde sistemas de alta producción hasta ambientes con limitaciones. Los objetivos principales del programa son:

• Alcanzar una alta producción de forraje y persistencia.

• Lograr resistencia combinada a insectos (PA/PM) y enfermedades (An/Ph), apuntando a plagas específicas como el Pulgón Azul/Moteado y patógenos como la Antracnosis y Fitoftora.

• Desarrollar variedades con alto potencial productivo en zonas aptas.

• Crear cultivares con tolerancia a limitantes abióticas (como salinidad o anegamiento) para zonas de menor aptitud.

Estos esfuerzos se han materializado en una nueva generación de cultivares de alto impacto que ofrecen soluciones concretas a los productores:

• AMAYA PV INTA: Enfocada en la mejora de la calidad forrajera. Este cultivar (la sigla PV indica Propiedad de Variedad, protegiendo la innovación genética) incrementó su porcentaje de hojas multifolioladas del 6,7% a un impresionante 77,7%, lo que se asocia a una mayor calidad nutricional.

• KUMEN PV INTA: Desarrollada para la tolerancia a la salinidad, esta variedad es capaz de prosperar en suelos con una conductividad eléctrica de 8 a 22 dS m-1. Esta innovación abre el potencial para el cultivo de alfalfa en vastas regiones salinas antes consideradas marginales, convirtiendo suelos problemáticos en activos productivos para la ganadería.

• MALTEN PV INTA: Este cultivar presenta una característica antiempaste (antitimpanismo). Los datos muestran una mejora del +10% en grados bajos de riesgo y una reducción del 8% en casos de timpanismo moderado a severo, aumentando significativamente la seguridad en el pastoreo directo.

• Tolerancia a Anegamiento (Limay PV y Traful PV INTA): Estas variedades fueron específicamente generadas para ser aptas en suelos anegadizos y con napas freáticas cercanas a la superficie, un problema común en varias cuencas lecheras del país.

• Tolerancia a Sequía: A través de un programa de selección en Santiago del Estero, se están desarrollando materiales a partir de familias genéticas de Italia y el Norte de África con alta adaptación a condiciones de estrés hídrico.

Estos logros son solo la punta del iceberg, ya que el INTA está acelerando el proceso de mejoramiento mediante la incorporación de tecnologías de vanguardia.

La nueva frontera: Multi-ómicas y edición génica para una precisión sin precedentes

El INTA se posiciona en la vanguardia de la biotecnología agrícola al adoptar herramientas de última generación que permiten acelerar y refinar el desarrollo de nuevas variedades de alfalfa. Más allá del mejoramiento tradicional, el futuro se construye sobre dos pilares: el enfoque multiómico y la edición génica.

El enfoque multiómico integra diferentes capas de información biológica para mejorar drásticamente la precisión predictiva. Al combinar Genómica, Fenómica y Ambientómica, los investigadores del INTA están pasando de un sistema de prueba y error a uno de diseño predictivo, acortando radicalmente el tiempo necesario para llevar un nuevo cultivar del concepto al lanzamiento comercial.

• Genómica: Aporta información sobre la diversidad genética y la historia evolutiva, permitiendo identificar genes de interés.

• Fenómica: Utiliza tecnologías de alto caudal (sensores, cámaras) para la caracterización rápida y precisa de rasgos complejos, como el rendimiento o la resistencia a enfermedades.

• Ambientómica: Integra datos ambientales (clima, suelo) para predecir con mayor exactitud cómo se desempeñarán los genotipos en distintos ambientes.

Por otro lado, la Edición Génica se presenta como una herramienta de alta precisión para introducir mejoras específicas. Los avances del INTA en esta área ya son concretos:

• CRONOS: Una variedad editada para retrasar la floración, lo que permite una mayor acumulación de biomasa y mantiene la calidad del forraje por más tiempo.

• COMPACTA: Presenta un crecimiento compacto anti-vuelco, ideal para el pastoreo directo y la producción de heno de alta calidad.

• Tolerante a Herbicidas: Se ha desarrollado la primera alfalfa editada genéticamente para tolerar herbicidas de las familias de las imidazolinonas (IMI) y sulfonilureas (SUs), facilitando el manejo de malezas.