La lluvia generó altísimos niveles de producción de forrajes perennes

Este informe está basado en datos obtenidos del noroeste bonaerense. Allí las precipitaciones marcaron, para bien o para mal, el ritmo de la implantación de pasturas. Cabe destacar que esos excesos en algunos puntos de la provincia generaron importantes perdidas.

Escribe Dante Garciandía, comerciante y productor de Carlos Tejedor.

Las precipitaciones ocurridas (y muy mal distribuidas) en las últimas campañas en el Oeste Bonaerense, han marcado (para bien o para mal) el ritmo en la implantación de pasturas perennes y por consiguiente la conformación de la cadena forrajera, sumados además los verdeos de invierno y/o verano, fundamentales para la producción ganadera y los tambos que aún resisten en la zona.

Conocemos los beneficios de las forrajeras templadas en cuanto a lo productivo, con el aporte de estabilidad a los sistemas ganaderos, sin menospreciar que el área venía decayendo, principalmente por mala relación insumo/producto, y con precipitaciones muy erráticas, varias campañas de lluvias por debajo de lo normal.

Esto no solo es bueno, para el productor y lograr reacomodar lotes que sufrieron mucho por la sequía 2022/23, sino para mejorar su cadena forrajera, y así mitigar adversidades climáticas, y minimizar costos por cada animal logrado, evitando de esa forma basarse en verdeos anuales, que son necesarios muchas veces, pero de un costo muy elevado por el tiempo que duran.

Foto 1. Siembra de forrajeras en Carlos Tejedor.

Las precipitaciones ocurridas desde inicio del otoño en Carlos Tejedor (O. de Buenos Aires), y que no han cesado al momento, con 285 mm más que el año promedio, hizo que los lotes de pasturas tanto de campo natural como de los lotes implantados, hayan logrado datos productivos muy elevados, tanto que hubo un gran sobrante de forraje en la mayoría de los campos ganaderos (no siempre bien aprovechados). Ver foto 2.

Claro que esos excesos de lluvias en muchos lotes dejaron agua en superficie y por un tiempo prolongado, eso afecta el futuro de la pastura, no son todas ganadas, cuando se dice “productivas” nos referimos a las medias lomas y lomas en nuestro caso.

Distintos lotes evaluados durante septiembre último; cortes puntuales (no acumulados del año) de raigrases anuales de 2.800 kg MS/ha, lotes de festuca y lotus corniculatus aportaron 2.500 MS/ha, y casos de alfalfa con festuca de 3.400 kg MS/ha.

Foto 2. Izq.: festuca y lotus c. pasados, por sobrante. Der. alfalfa y festuca pastoreada

También revisar los distintos lotes es importante no sólo al 1° año de implantación, sino durante el ciclo en producción, monitorear posible presencia de insectos, malezas y lo que desde “la chata no se ve”.

Gran exploración del perfil de suelo de alfalfa (de 3° año en producción).

También revisar los distintos lotes es importante no sólo al 1° año de implantación, sino durante el ciclo en producción, monitorear posible presencia de insectos, malezas y lo que desde “la chata no se ve”.

Siempre decimos, el productor necesita para esto previsibilidad, buenas políticas agropecuarias a largo plazo, un lote de forrajera se realiza con la idea de que dure 4 o 5 años en la mayoría de los casos, incluso hasta 10-15 años según especie, es necesario una alta inversión inicial (entre 300 y 500 u$s/ha según ambiente/manejo), financiación directa que prácticamente no existe, y un contexto económico general que ayude. Del clima que vamos a decir, no lo manejamos.

Todo esto es trabajo genuino, una hectárea ganadera genera mucho más trabajo que una agrícola (sin menospreciar). Por eso es fundamental para el sector ganadero (en su conjunto) y para nuestras economías regionales lograr más y mejores pasturas implantadas.