El heno es un método esencial de conservación de forraje, caracterizado por su bajo contenido de humedad, que debe oscilar entre el 10% y el 15%. Esta disminución de humedad es crucial, ya que previene la descomposición y permite almacenar el producto de manera segura durante largos períodos.
Aunque a menudo se le considere simplemente como pasto seco, es mucho más que eso. Técnicamente, es «un método de conservación de forrajes secos, producida por una rápida evaporación del agua contenida en los tejidos de la planta».
El heno está diseñado para ser un método efectivo de conservación de forrajes, que ayuda a los a almacenar excedentes de forraje en primavera para enfrentar la demanda invernal.
Es rico en nutrientes, lo que garantiza una mejor alimentación para los animales y, en consecuencia, una mayor producción de carne y leche.
Así lo definieron los ingenieros agrónomos Miguel Forni (docente de la cátedra maquinarias agrícolas de la facultad de ciencias agrarias de la UNL) y Federico Sánchez (jefe de producto de John Deere), responsables de abrir el módulo III de la Diplomatura en Alfalfas de Calidad, en la que se trata el tema: “mecanización”.
La clase de Forni estuvo basada en “cosecha de heno de calidad”, mientras que Sánchez habló sobre “tecnologías aplicadas a confección de reservas. Industrialización de alfalfas”.
En primer lugar, Miguel Forni puntualizó 4 pilares para lograr un heno de calidad:
1. Condiciones climáticas: Un clima seco favorece el secado rápido y eficiente del forraje.
2. Especie forrajera y momento de corte: Elegir la especie adecuada y cortarla en el momento correcto maximiza la nutrición.
3. Proceso de confección: Aquí es donde la maquinaria juega un papel crucial, ya que determinará cómo se procesa el forraje.
4. Almacenamiento: Evitar la exposición a la humedad y el deterioro es esencial para mantener la calidad del heno.
En tanto que luego, tanto el mencionado Forni como Sánchez, puntualizaron en las fases del proceso productivo y ahondaron ante un auditorio que durante 4 horas estuvo concentrado y dispuesto a debatir cada uno de los puntos.
Fase 1: El Corte – El Primer Paso Decisivo
La henificación comienza al segar el pasto en el campo. Es fundamental que la máquina utilizada sea adecuada para cortar sin causar daños excesivos a la planta. Para asegurar que el secado ocurra de manera rápida y eficiente, es crucial utilizar herramientas adecuadas. Históricamente, las máquinas de hélice fueron la norma, pero “las segadoras con acondicionador han revolucionado el proceso”, apuntó Sánchez.
El acondicionador permite quebrar los tallos de la alfalfa, rompiendo la cutícula cerosa que encierra la humedad. Este procedimiento facilita un secado más uniforme y rápido, evitando la pérdida de hojas, que son ricas en nutrientes.
El forraje debe ser dejado en el campo para que el sol y el aire reduzcan su contenido de humedad. Esta etapa requiere de un buen clima y de maquinaria que facilite la exposición del forraje al aire. Así, el uso de tecnología moderna se convierte en un factor determinante en la calidad del heno final.
Fase 2: El Rastrillaje – Ordenando el Forraje
Una vez cortada la alfalfa, el siguiente paso es el rastrillaje, donde se agrupan las andanas para prepararlas para el enfardado/enrollado. Aquí, la maquinaria juega un papel crítico nuevamente. “Los rastrillos giroscópicos son una opción popular debido a su capacidad para minimizar la pérdida de hojas”, apuntó Sánchez. Al trabajar con un forraje que aún tiene un 40% de humedad, estos rastrillos aseguran que las hojas no se vuelvan quebradizas y se desprendan durante el movimiento.
Cabe destacar que un rastrillaje incorrecto puede provocar pérdidas significativas (hasta un 30% del material). Esto resalta la importancia de operar la maquinaria adecuadamente y en el momento oportuno, algo que puede hacer la diferencia entre un heno de calidad y uno de inferior.
Para el ingeniero agrónomo MIguel Forni, que además será uno de los responsables de la dinámica de maquinarias forrajeras en ExpoAlfa Córdoba (16 de octubre en Carrilobo) el control de la humedad es uno de los mayores desafíos en la producción de heno.
Un manejo inadecuado puede llevar a problemas graves, como:
– Desarrollo de micotoxinas: Los hongos proliferan en condiciones húmedas, liberando toxinas dañinas.
– Pérdida de hojas: Un mal manejo provoca la caída de las hojas, que son las partes más nutritivas del forraje.
– Baja calidad de los rollos: Heno húmedo resulta en un producto menos palatable y nutritivo.
– Riesgo de incendio: La actividad microbiana genera calor, y si el heno está compactado, este calor puede llegar a ser suficiente para provocar combustión espontánea.
Fase 3: La Henificación – Creando el Rollo
Después de que la alfalfa ha sido rastrillada y secada adecuadamente, llega el momento de la henificación. En esta fase, se utiliza maquinaria especializada como enfardadoras, rotoenfardadoras o megaenfardadoras para compactar el forraje. La elección entre ambas dependerá de la capacidad de trabajo deseada y el tipo de fardo que se necesite.
Las megaenfardadoras, por ejemplo, son ideales para quienes buscan una alta densidad y un formato que facilite el almacenamiento. Por otro lado, las rotoenfardadoras producen rollos cilíndricos que son comunes en muchas explotaciones agrícolas.
Una decisión clave en esta etapa es cómo atar los rollos: hilo o red. “Atar con red permite aumentar la eficiencia al reducir el tiempo que la máquina está detenida, lo que a su vez maximiza la calidad del producto final. Un atado óptimo asegura que el heno se mantenga en condiciones ideales, previniendo así su deterioro”, remarcó Sánchez.
Un punto clave, según remarcó Forni, son “las pérdidas de forraje durante la confección y el almacenamiento”, ya que no solo afectan la cantidad disponible; sino que también tienen un impacto económico significativo.
A modo de ejemplo, graficó que “perder sólo 10 centímetros de la capa exterior de un rollo puede resultar en un importante desperdicio en producción de carne”.
Por lo que, para producir heno de calidad es necesario aplicar en forma adecuada la tecnología necesaria en cada paso del proceso, porque cada movimiento técnico influye en la calidad final y la eficiencia del producto lo que tendrá un impacto directo en el valor final del mismo. Como bien destacan expertos como Federico Sánchez y Miguel Forni, la adopción de tecnologías modernas no solo mejora la productividad, sino que también contribuye a una producción agropecuaria más sostenible.
El próximo sábado 27 de septiembre tendremos más de este módulo III en el que se tratará el tema: Alfalfa y Huella de Carbono a cargo de la docente Maria Paz Tieri, y el Manejo nutricional de alfalfa en sistemas productivos sustentables a cargo de Maria Alejandra Marino.