Riego suplementario, una alternativa para ampliar el potencial productivo

En un escenario marcado por el cambio climático, el manejo del agua a través del riego reduce el impacto de períodos con poca lluvia y sequía, permitiendo estabilizar y hasta duplicar el rendimiento de los cultivos extensivos. De la mano de especialistas, te contamos todo lo que necesitás saber para la implementación de sistemas de riego eficientes.

El cambio climático es real, lo venimos padeciendo campaña tras campaña en mayor o menor medida, con fenómenos meteorológicos extremos que impactan en las variaciones de los patrones de lluvia y temperaturas y que afectan la disponibilidad de agua para los cultivos.

En este contexto, el riego se presenta como un recurso indiscutido para adaptarnos al cambio climático, mitigar sus efectos, garantizar la seguridad alimentaria y mejorar los ingresos en los sistemas agropecuarios. Para entender la importancia del riego suplementario en cultivos extensivos y su potencial en nuestro país, conversamos con dos referentes de lujo: el Ing. Mecánico Gustavo Adolfo Cudós (Gerente Técnico Rivulis Argentina) y el Ing. Agr. Carlos Daniel Gilio (Gerente Comercial Valley Argentina).

Riego en cultivos extensivos y el potencial de Argentina

Carlos Gilio aseguró que el riego en la Pampa Húmeda es tanto suplementario como estratégico. Suplementario, porque su uso es menos intenso que en otras regiones, y estratégico porque le da al productor la “llave” para destrabar el potencial de sus cultivos. La región posee condiciones agroecológicas y edafológicas convenientes, y una buena disponibilidad de recursos hídricos para que el riego suplementario pueda mejorar la producción y reducir costos, especialmente en cereales, oleaginosas y forrajes.

Además, el especialista destacó que el riego suplementario puede aumentar significativamente los rendimientos al proporcionar agua adicional en momentos críticos, evitando situaciones de estréshídrico, especialmente encultivos de altovalor económico comomaíz, sojay trigo. Amodo de ejemplo, contó que las empresas semilleras adoptaron el riego para mejorar la calidad y los rendimientos de sus productos, lo que se reflejó en un aumento de la superficie regada en la última campaña.

A pesar de este potencial, sólo el 5% de las 42 millones de hectáreas cultivadas en Argentina se riegan, lo que equivale a 2,1 millones de hectáreas. El 65% de esta superficie se riega a partir de fuentes superficiales y el resto con aguas subterráneas, generando alrededor del 13% del valor de la producción agrícola del país (dato aportado por la FAO y el Banco Mundial).

Gilio subrayó la necesidad de invertir en infraestructura y adoptar tecnologías de riego más eficientes, así como de políticas de financiamiento adecuadas, para aprovechar plenamente este potencial.

¿Regar o no regar?

Para decidir si regar o no, es importante considerar varios aspectos:

Conocer los requerimientos hídricos de los cultivos y la oferta ambiental. “El milimetraje de lluvias de una zona puede que sea suficiente, pero las precipitaciones a veces no coinciden con los períodos críticos. Debemos pensar qué resultados se obtendrían si se instala un sistema de riego que pueda levantar esta restricción y proporcionar agua cuando las plantas lo necesiten y pensar en el riego por goteo como el que mayor aprovechamiento del agua tiene, ya que la proporciona directo al suelo”, explicó Gustavo Cudós.

Disponibilidad de agua para riego. “Las fuentes de agua pueden ser subterráneas (mediante perforaciones), ríos, canales o acueductos desde embalses pensados para tal fin (en algunas zonas, el acceso al agua para riego se da por turnos). En lugares con agua dulce accesible, se utilizan estas fuentes. En sitios donde el recurso es escaso, se desaliniza agua de mar”, apuntó. El caudal mínimo dependerá de la superficie a regar, la capacidad de almacenamiento del suelo y la necesidad hídrica que el planteo agronómico requiera. La calidad del agua para regar debe ser tolerada por el suelo y el cultivo.

Fuente de energía. Según Cudós, otro actor clave en la definición de proyectos de riego es la energía. “Los riegos tecnificados, en su mayoría, son presurizados y se necesita una fuente de energía. En este contexto es clave el uso de sistemas de riego eficientes, no solo en la utilización del agua, sino también en el uso de la energía ”, puntualizó.

¿Qué sistemas de riego son recomendables para cultivos extensivos?

Según Gilio, la elección de los equipos de riego para diferentes ambientes y cultivos extensivos depende de factores como la calidad y cantidad de agua disponible, el tipo de cultivo, las condiciones climáticas, el suelo, el tamaño y forma de la finca, y el presupuesto disponible. Teniendo en cuenta lo anterior, se pueden diferenciar los siguientes sistemas:

o Riego por Pivot Central o de avance frontal. “Son ideales para grandes extensiones de terreno. Proporcionan una cobertura uniforme del agua sobre áreas extensas y se adaptan a diferentes tipos de suelos, topografías y cultivos”, subrayó el ingeniero de Valley.

El riego por Pivot Central o de avance frontal proporcionan una cobertura uniforme del agua sobre grandes áreas y pueden adaptarse a diferentes tipos de suelos, topografías y cultivos.

Riego por goteo enterrado. Este sistema presenta una excelente eficiencia en el uso del agua, superior al 90%, bajo costo operativo, no daña el suelo, y dirige el agua y el fertilizante directamente a las raíces, según señaló Cudós. Se recomienda para cultivos extensivos y, si bien el costo de mantenimiento es bajo, con inversión inicial competitiva dada la alta eficiencia y el ahorro de agua y energía.

La instalación de equipos de riego por goteo enterrado en sistemas de siembra directa, permite llevar el agua y los nutrientes directo a las raíces de las plantas.

“Algunos sistemas de riego antes usados para ciertas producciones muestran beneficios para otras, como el riego por goteo enterrado, inicialmente utilizado en caña de azúcar y que ahora está mostrando excelentes resultados en commodities, expandiendo sistemas de alta eficiencia al riego complementario en la Pampa Húmeda, sin limitaciones de tamaño y formas de lotes”, reflexionó Cudós.

Del proyecto a la instalación del equipo de riego

Los pasos claves para instalar un equipo de riego, según el Ing. Agr. Carlos Gilio, son:

Evaluar la fuente de agua (pozo, río, embalse, etc), considerando la distancia y la elevación hasta la zona de riego.

Seleccionar el tipo de sistema de riego según la calidad y disponibilidad de agua. Por ejemplo, si se dispone de agua de calidad variable, será más apropiado regar con un pivot, que es menos sensible a la mala calidad del agua (con mucha arena o microorganismos como algas); en caso de restricciones de suministro, es más apropiado optar por un sistema de riego por goteo.

Planificar la infraestructura de suministro de agua, contemplando bombas, canales de distribución o tuberías de transporte.

Considerar la calidad del agua y su impacto en los cultivos, el suelo y el sistema de riego.

Dimensionar el sistema de riego según la demanda de agua de los cultivos, la disponibilidad y otros factores. Esto incluye la selección de bombas, tamaño del pívot, tuberías y otros componentes del sistema.

Instalar la infraestructura de riego, incluyendo tuberías, equipos de bombeo, la construcción de estructuras (como base para sistemas de pivote central o casillas donde se ubican los filtros en caso de riego por goteo) y la conexión de todos los componentes del sistema.

Realizar pruebas y ajustes para asegurar que el sistema funcione correctamente. Se ajustan la presión, el caudal y otros parámetros para optimizar el rendimiento del sistema.

Capacitar y establecer un plan de mantenimiento regular para garantizar el funcionamiento adecuado a lo largo del tiempo.

Cuánto, cuándo y cómo regar

Tener claro cuánto, cuándo y cómo regar es fundamental para maximizar la eficiencia del riego y el uso de recursos. Aquí algunas premisas clave según el Ingeniero de Valley:

Necesidades hídricas de los cultivos: Comprender las necesidades hídricas específicas de cada especie cultivada es fundamental. Los requerimientos varían en términos decantidad yfrecuencia de riegoa lo largo del ciclo de crecimiento. Por ejemplo, los cultivos pueden requerir más agua durante las etapas de floración y formación de frutos.

Condiciones climáticas: La temperatura, humedad relativa, radiación solar y velocidad del viento influyen en la evaporación y transpiración de los cultivos, afectando sus necesidades de agua. Es importante monitorear estas condiciones y ajustar el riego en consecuencia, considerando las condiciones climáticas de cada región.

Tipo de suelo y capacidad de retención de agua: Los suelos arcillosos retienen más agua que los suelos arenosos, pero tienen una tasa de infiltración más baja, lo que requiere cuidado al elegir la estrategia de riego para evitar pérdidas por escorrentía o percolación. Esto afecta la frecuencia y cantidad de riego necesaria.

Eficiencia del sistema de riego: Algunos sistemas, como el riego por goteo, son más eficientes en la entrega de agua directamente a las raíces de las plantas, mientras que otros, como el riego por aspersión, pueden experimentar pérdidas por evaporación y escurrimiento.

Herramientas que ayudan en la gestión del riego

Según Giglio, las herramientas más comunes para la gestión del riego son:

Estaciones meteorológicas: Proporcionan datos en tiempo real sobre condiciones meteorológicas para calcular la evapotranspiración de los cultivos y determinar las necesidades de riego.

Sensores de humedad del suelo: Miden la humedad en diferentes profundidades para determinar cuándo y cuánto regar, evitando tanto el riego insuficiente o excesivo.

Software de gestión del riego: Programas informáticos y aplicaciones especializadas que utilizan datos de sensores y pronósticos meteorológicos para optimizar el riego y realizar pronósticos a corto plazo.

Imágenes satelitales y teledetección: Proporcionan información sobre la salud de los cultivos, la cobertura vegetal y el estrés hídrico, útil para ajustar las prácticas de riego (ej. A través de imágenes NDVI, es una medida indirecta de la eficiencia de riego en un lote).

Consultores y extensionistas: Profesionales con experiencia en manejo del agua y sistemas de riego brindan asesoramiento personalizado y ayudan en la toma de decisiones.

Además, Valleyofrecediversos productos queayudana los productoresen la estrategia deriego. como:

Estación meteorológica Autónoma Valley: Monitorea las condiciones edafoclimáticas de un lote con riego y envía datos a la nube, donde el productor con su usuario Valley ingresa en la App en su móvil y puede verlos en tiempo real. Para los datos de humedad

de suelo, también está disponible la sonda Aquatrac que mide la humedad, salinidad y temperatura del suelo c/10 cm, hasta los 60 cm de profundidad.

Servicio de Alertas de riego no eficiente: Las imágenes satelitales son enviadas a la aplicación Valley Irrigation Insights y son sometidas a un algoritmo que identifica zonas de falta o exceso de riego, y emite un alerta (insight) al móvil del productor.

➔ Softwares de escritorios Valley 365: Permiten gestionar y controlar todos los pivotes, almacenar las imágenes satelitales e incluso , algunas funciones, sirven para encender y apagar los equipos,saber elcaudal, presiónderiego, etc. El software ValleyScheduling permite realizar pronósticos y programaciones de riego, a partir de datos de los dispositivos remotos, o que el productor ingresa manualmente.

¿Cuánto impacta el riego en el potencial de rendimiento de los cultivos?

“Tomando en cuenta cada región, en general se observan incrementos significativos de rendimiento”, sentenció el técnico de Valley. Los resultados muestran aumentos considerables, amortizando la inversión en riego y asegurando un piso productivo más alto que lo normal.

Datos de relevamientos comparativos (de secano versus pivote central) realizados por el INTA y CREA, revelan incrementos notables en diferentes regiones. Por ejemplo, en el sur y centro de Córdoba se registran aumentos del 51% en maíz de 51%, 100 y 106% en trigo, y entre 43 y 55% en soja. En el sudeste de Buenos Aires, los maíces rinden un 50% más, mientras que la soja y el trigo pueden superar el 40%. En San Luis, los resultados son aún más expresivos, con aumentos que superan el 67% en maíz, un 94% en soja y un 147% en trigo. En las zonas más áridas, como Salta, Santiago del Estero y Tucumán, se observan incrementos del 233% en trigo, 94% en soja y un diferencial de rendimiento del 118% en maíz.

Reflexiones finales

Sobre el final, Gustavo Cudós destacó que el riego debe considerarse como una herramienta más del sistema productivo -como lo es la siembra directa, el uso de fitosanitarios, etc.-, y como una inversión de largo plazo que debe adaptarse a cada proyecto. Además, enfatizó en la importancia de proyectar y calcular los sistemas de riego para cubrir las necesidades hídricas de los cultivos sin afectar el suelo, el cultivo y el medio ambiente.

En cada campaña se realizan grandes inversiones en tecnología de insumos y procesos. Se pone “toda la carne en el asador”, en este caso en el lote, y si falta agua en momentos críticos, todo ese esfuerzo y capital asignado puede resultar en vano. Con el riego suplementario, los productores pueden asegurar un suministro constante de agua para sus cultivos, reduciendo así el impactode períodos de poca lluvia y sequía, lo quees clave para mitigar los efectosdel cambio climático en la agricultura y garantizar la seguridad alimentaria.

Argentina tiene un potencial significativo de riego que supera con creces su capacidad instalada actual, lo que sugiere oportunidades para el crecimiento del sector agrícola mediante prácticas de riego sostenibles.

Articulo escrito por «Ing. Agr. Ma. Eugenia Magnelli. Revista Aapresid.

Gentileza: Revista Aapresid n° 228 (Edición Abril 2024)».