Lucas Gonzáles Martínez es un productor que “desde siempre” estuvo ligado a la alfalfa, pero hace menos de una década (en 2017) decidió emprender directamente en la producción de rollos para comercializar.
“Teníamos un rodeo de cría al sur de Arroyito (Córdoba) y nos asociamos con otros amigos y armamos un pool grande con 700 vacas preñadas, las llevamos a otro campo y quedaron 150 hectáreas de alfalfa y 2200 rollos, que era la reserva”, explicó.
Ante esa situación decidió salir a vender esos rollos y todos los años producían y lo que les sobraba lo vendían. Porque “el loco de la alfalfa” también fue vendedor de hacienda: “Llegué a cargar 14 jaulas por semana”, indicó.
Y fue en ese negocio donde vio la oportunidad. “Visitaba campos por todos lados y empecé a darme cuenta de que la ganadería se intensificaba con vacas encerradas, con tambos y el uso de mixers verticales y el uso de rollos cuteados”, sostuvo.
Es por eso que se dio cuenta de que el negocio estaba en los rollos cuteados. “Tengo clientes que muelen 15 rollos por día y demoran de 7 a 8 minutos para desarmar un rollo con un mixer vertical, cuando normalmente (sin cuteado) demoran 15 minutos”; por lo tanto, la rapidez que permite este sistema es muy valorada.
Más de 30 mil rollos anuales sin una hectárea propia
Además, otro tema importante es que la totalidad de su producción la elabora en campos alquilados, no tiene una hectárea propia y así produce más de 30 mil rollos anuales. “El 100% de los campos son alquilados”, asegura y explica que tiene 400 hectáreas por las que abona un alquiler fijo y el resto (supera las 600 hectáreas) las trabaja a porcentaje con los dueños de los campos”, que a su vez son amigos o familiares, lo que le permite tener una mayor flexibilidad a la hora de “hacer negocios”.
Según contó, “hoy estoy negociando aproximadamente por año unos 30, 35 mil rollos, entonces eso me da una capacidad de compra que duplica lo que yo puedo producir y un poquito más”, ya que explica que no se stockea; a lo sumo puede guardar menos de dos mil rollos para sus animales.
Producir para Fondomonte
El grupo Almarai, de Arabia Saudita, es el fabricante de alimentos y lácteos más grande de Medio Oriente y allí llegaron los fardos de Lucas González Martínez. “Es difícil llegar al mercado de Fondomonte (subsidiaria de Almarai), pero lo hago a través de otra persona”, indicó con orgullo de lo logrado.
En ese marco, aseguró que mantiene muchas discusiones con sus pares sobre el porcentaje de calidad que se logra en las producciones de alfalfa. “El año pasado logré un 70% de alfalfa de primera calidad, con destino a tambo que tienen rodeos de punta arriba de 40 litros”, apuntó.
Consultado sobre cómo logra ese porcentaje de calidad con solo el 10 por ciento de las hectáreas bajo riego, y dependiendo siempre del factor “naturaleza”, indicó que “tener el parque de maquinarias inflado me permite manejar las ventanas de trabajo y las optimizo al máximo”.
Este joven productor es muy inquieto, y aunque le faltó muy poco para recibirse de ingeniero agrónomo (cuestiones de la vida no le permitieron obtener el título, pero la experiencia), los años y sus ganas le dieron la posibilidad de sumar mucho conocimiento.
“Hacer alfalfa de calidad es una artesanía, y lleva 90 por ciento de corazón y huevo y el resto depende del clima. Si no le metes mucho trabajo, las cosas no salen bien”.
Sin embargo, no se queda con eso y forma parte de la Diplomatura en Alfalfas de Calidad que dicta TodoAlfalfa junto a la UNVM y manifestó: “En la diplomatura tiré ahí unos tips”.
Hace referencia al manejo del pasto con humedad: “Hace ya cuatro campañas que estoy trabajando con rastrillos giroscópicos. Nosotros estamos rastrillando con un 50% de humedad”, asegura y agrega: “La mayoría lo hace cuando el pasto está seco; en cambio, yo adelanto el rastrillado, lo que me permite despegar la andana del suelo, que la materia agarre aire y adelanto un día de secado, que es un montón”.
Además, cuenta con una segadora doble (corta 7,2 metros de ancho) que trabaja entre 8 y 9 hectáreas por hora. “Trabajo en las horas que el pasto está seco, no corto con rocío, hacemos entre 50 y 70 hectáreas normalmente por día”, indicó.
Lucas “Verstappen” Gonzalez Martinez
Luego de la charla que brindó Juan Lus en el primer Congreso Argentino de Forrajes, donde manifestó que “el potencial genético” de la alfalfa es una Ferrari y para que sea tal necesitamos tener productores que sean Max Verstappen.

Casi a modo de broma, lo “pinchamos” a González Martínez y no se achicó… Salió de esa charla con la idea fija de serlo.
“Si miras el caminito para atrás, es largo para llegar a la realidad de hoy, pero en la campaña pasada yo tuve lotes que superaron los 21.000 kilos de rollo por hectárea. La campaña pasada hubo en producción 628 hectáreas (algunas menos que esta campaña) e hice 13.180 kilos de rollo por hectárea, de promedio”.
Desde hace tres años siembra semillas fiscalizadas (usa grupo 9) y “apunto a eso, a ser el ‘Verstappen’ de la alfalfa argentina”, trabajando cuatro variedades, analizando ambientes, adaptando la variedad al lote. Pero también “analizamos el suelo, hacemos enmienda biológica, medimos el pH”, aseguró.
Para concluir, reconoció que no se animaría a hacer una hectárea de alfalfa sin tener al cliente al que le va a vender los rollos a producir. “Esta campaña que pasó, hubo una producción de forraje muy alta; los tambos hicieron mucho silaje porque los silajes anduvieron espectacular y hay una sobreoferta hoy de rollos en los campos”.
“Te subís a la camioneta y ves en Arroyito, Calchín, Calchín Oeste, James Craik y te cansas de ver pilas de rollos, y a eso le pongo otro condimento, tengo alfalfa de 40 centímetros que la semana que viene la voy a cortar; cuando saque ese rollo al mercado, el precio de los viejos se va a desmoronar”, adelantó.
“Largarte a hacer por hacer no va, no es un cultivo como el maíz, la soja, el trigo, que vos levantas el teléfono y lo vendes. Con la alfalfa hay que lograr una relación de casi como socio con los tambos porque dependen de mi alfalfa y yo dependo de que ellos tengan buena leche para que me paguen”, sostuvo.
Y por último remarcó: “Cuando vos logras ese encadenamiento en el negocio, es cuando llega el éxito, porque te aseguro que cualquiera puede hoy agarrar cualquier lote, hace un análisis, compra la mejor variedad, tiene la mejor sembradora y siembra una alfalfa que va a dar arriba de 20.000 kilos; en un buen ambiente lo va a dar. Pero el negocio en alfalfa empieza de atrás para adelante, empieza de la comercialización para acá”.