El «coloso» que lleva alfalfa de Río Negro a todo el mundo y no para de crecer

Una empresa marca el pulso de la alfalfa en la provincia: exporta no solo lo cosechado en sus más de mil hectáreas en el valle de Colonia Josefa, sino también la comprada a productores rionegrinos. La ganadería regional es un aliado clave.

La alfalfa es pasado, presente y futuro en Río Negro. Es pasado porque tiene más de 100 años de historia en la provincia y fue uno de sus primeros cultivos. Es presente porque esta pastura ya ocupa 27.000 hectáreas y es protagonista de la agricultura rionegrina gracias a una demanda sostenida y a condiciones medioambientales ideales. Es futuro porque la superficie potencial es de 200.000 hectáreas, según estimaciones del Gobierno provincial, y las perspectivas son de crecimiento. 

Hay 720 empresas productoras de alfalfa en la provincia y, entre ellas, una destaca: la española Nafosa tiene presencia a través de su filial Agrónica SA. Su campo Fortín Copahue se ubica en el área denominada Colonia Josefa, que forma parte del Valle Medio del río Negro. La firma inició su operación allí en 2012 con 350 hectáreas bajo riego, superficie que fue cuadruplicada en estos 13 años. 

Con una producción anual promedio de 10.000 toneladas de megafardos al año y exportaciones de 7.000 toneladas, Nafosa se convierte en el actor principal del sector en los valles irrigados del río Negro. Pero su rol central en la provincia no se limita a la producción propia: para abastecer a su planta industrial ubicada en Bahía Blanca, compra miles de toneladas de alfalfa a productores rionegrinos

La presencia de tamaña empresa en Río Negro no es casual. La abundancia de agua de calidad, la alta heliofanía, las escasas precipitaciones y la baja humedad relativa son parte de la dotación ambiental que hace a la provincia muy apta para la producción de alfalfa. Una demanda mundial y local vigorosa completan el favorable escenario. 


El coloso de la alfalfa en Río Negro 


El establecimiento Fortín Copahue tiene 1.300 hectáreas bajo riego, a las que se están sumando actualmente otras 100. “Parte de la política de la empresa es desarrollar nuevas superficies para poner en producción. El campo en total tiene 10.000 hectáreas, con potencial de regar entre 5.000 y 6.000 con sistema de pivotes centrales”, relata Guillermo Borrajo, responsable de producción en Agrónica SA. 

Con 10.000 toneladas de megafardos al año, Nafosa es el principal productor de alfalfa en los valles del río Negro. El 70% de ese total se destina a exportación, y el resto se comercializa en la región.  

Esos volúmenes son posibles gracias a los buenos rindes conseguidos año tras año. En promedio, se obtienen 14.000 kilos de materia seca por hectárea, productividad que se eleva a 18.000 en los lotes de punta.  

18.000kg/haRinde de materia seca de alfalfa que llega a obtener Nafosa en Río Negro.

Dato

En cuanto a la calidad, la firma obtiene heno de alfalfa de las más altas categorías y es lo que le permite exportar. Mayormente, produce calidad premium, que se caracteriza por su contenido bajo de fibras y alto de proteína (20% a 22%). “Es lo que nos pide el mercado y, además, los costos logísticos son tan altos que con una calidad que vale menos es difícil llegar a destino con un precio conveniente”, explicó Borrajo.  

Dato

El ingeniero agregó que el precio FOB obtenido en destino oscila entre los US$350 y US$440 por tonelada de materia seca. Los mercados foráneos donde colocan los megafardos son, principalmente, Medio Oriente y China, y el destino productivo es la alimentación de animales en tambos (industria láctea)

Para el manejo a gran escala y con tan altos estándares, es necesario un alto grado de tecnificación. En Fortín Copahue, todo el ciclo está mecanizado: desde la siembra hasta el enfardado y retiro de megafardos, pasando por el segado y acondicionamiento y por el rastrillado

Riego por pivote central en Fortín Copahue. Foto: Juan Thones.
Riego por pivote central en Fortín Copahue. Foto: Juan Thones.

Para el riego, Agrónica SA cuenta con 25 pivotes centrales en operación, a los que se están sumando otros dos. Los mismos son abastecidos con las excelentes aguas del río Negro, a través de sistemas presurizados.  

El correcto funcionamiento del riego es fundamental, ya que la alfalfa es un cultivo de alta demanda de agua. “En el ciclo, aplicamos entre 900 y 1.000 milímetros de lámina de riego que, sumados a las precipitaciones, totalizan entre 1.000 y 1.100 milímetros al año, que es lo que requiere el cultivo”, explicó Borrajo.  

En Fortín Copahue, el ciclo de crecimiento de la alfalfa va de septiembre a marzo o abril del año siguiente. El lapso en que más se riega va desde finales de diciembre hasta enero. “El diseño de los equipos de riego se hace para que, en ese periodo de mayor demanda, estén funcionando las 24 horas. Son prácticamente 40 días al año”, agregó el responsable de producción de la firma. 

Pero el proceso no termina en el establecimiento próximo a la localidad rionegrina de Pomona. Los megafardos producidos en Río Negro son llevados hacia la planta industrial que Nafosa tiene en Bahía Blanca (provincia de Buenos Aires). Allí, son desarmados, mezclados y rearmados, con una doble finalidad. 

Primero, se busca estandarizar calidades; es decir, obtener artículos uniformes en cuanto a aporte nutricional y color. Segundo, la alfalfa se recompacta para incrementar el peso relativo y economizar la logística hacia el puerto de Buenos Aires y desde allí al exterior.  

«La alfalfa vale relativamente poco para lo que cuesta la logística, así que hay que optimizar el uso del espacio en el contenedor.»Guillermo Borrajo, responsable de producción en Agrónica SA.

El megafardo de entre 400 y 450 kilos que sale de Río Negro se convierte en uno de tamaño similar, pero del doble de peso en Bahía Blanca. «La alfalfa vale relativamente poco para lo que cuesta la logística, así que hay que optimizar el uso del espacio en el contenedor. De esa manera, se pueden enviar contenedores con entre 23 y 25 toneladas de producto”, explicó Borrajo. 

Toda la alfalfa que llega a Bahía Blanca y luego se exporta es de Río Negro, pero solo la mitad se produce en Fortín Copahue. El 50% restante es comprado por Nafosa a otros productores de la provincia norpatagónica, lo que magnifica su impacto en ese sector y en ese lugar.  

Su presencia e injerencia no se circunscribe al Valle Medio del río Negro: en el Valle Inferior hay productores que le proveen alfalfa desde hace más de una década. Esto lleva a que en muchas explotaciones de la provincia se trabaje fuertemente en la mejora de la calidad: hay un cliente dispuesto a comprar y que no para de crecer


La ganadería local, un gran aliado 


No todo el heno de alfalfa que produce Agrónica SA se exporta: cerca del 30% queda en la región; y, pese a que la obtención de alfalfa es la actividad principal y objeto de la firma, la rotación de cultivos juega un rol clave como en todo sistema agrícola sostenible.  

Una vez que es sembrada, la alfalfa tiene un ciclo de vida promedio de cuatro años. Culminado el mismo, en Fortín Copahue se le da un uso alternativo a esa tierra por un período similar. “Se rota con maíz, trigo, cebada, avena, ray grass, sorgo o moha. El valor agregado está orientado hacia el forraje, es nuestro plus. Por ejemplo, la avena y la moha también se enfardan y se venden en megafardos”, contó Guillermo. 

Esta variada oferta agrícola es viable porque hay mercado (y no precisamente externo). Los feedlots norpatagónicos e incluso de Chubut son grandes demandantes de los granos y forrajes que produce la firma para rotar, y de la alfalfa que no se exporta. Esto transforma a la ganadería regional es un aliado clave de la empresa. 

Recría de terneros a capitalización en Fortín Copahue. Foto: Juan Thomes,
Recría de terneros a capitalización en Fortín Copahue. Foto: Juan Thomes,

Otro ejemplo de ello es que Agrónica firmó con ganaderos de la zona convenios para hacer recría de terneros a capitalización, con pastoreo directo. Así, cientos de animales se alimentan de pasturas en Fortín Copahue durante cinco a siete meses. «Esta posibilidad de producir y vender en la zona es buena para las dos partes”, evaluó el responsable del campo. 

Este caso es una muestra elocuente de que el estado y porvenir de la ganadería regional tiene numerosas y profundas ramificaciones en el entramado productivo de las provincias norpatagónicas. Es un gran eslabón de una gran cadena. 


La restricción de costos y la situación de Colonia Josefa 


En la presentación que los representantes de Agrónica SA y Nafosa realizaron en la Expoalfa 2025, celebrada en Cipolletti, se expuso la ponderación de varios ítems en la estructura de costos asociada a la industrialización y exportación. Hay varios datos llamativos. 

Del costo total que implica el producto puesto en Medio Oriente, un 17% está explicado por el flete terrestre desde la planta de Bahía Blanca hasta el puerto de Buenos Aires. De manera insólita, los productos finales recorren 650 kilómetros en camión cuando la fábrica está emplazada a menos de 10 minutos de la terminal portuaria bahiense.  

«Hoy no estamos pudiendo exportar desde el puerto de Bahía Blanca porque no tiene la actividad suficiente para disponer de los contenedores que necesitamos.»Guillermo Borrajo, responsable de producción en Agrónica SA.

“Es importante no solo la cercanía a los puertos, sino también el movimiento de estos. Hoy no estamos pudiendo exportar desde el puerto de Bahía Blanca porque no tiene la actividad suficiente para disponer de los contenedores que necesitamos. Sale más barato ir en camión hasta Buenos Aires que traer un contenedor vacío exclusivo para nosotros.”, ilustró Borrajo.  

El ingeniero reveló que el escaso movimiento en el puerto de San Antonio Oeste fue la razón por la que se decidió la relocalización del establecimiento fabril desde Viedma a la localidad bonaerense. Hoy afrontan la misma problemática, que pone en evidencia el elevado costo logístico que implica operar en Argentina

Por el contrario, el lugar donde se encuentra Fortín Copahue tiene dos puntos de incidencia positiva en la estructura de costos de la firma; en particular, sobre el costo del riego. En primer lugar, cuenta con dos cursos de agua a escasa distancia: el río Negro propiamente y el canal descargador de la Central Hidroeléctrica Guillermo Céspedes. Esto le permite a la firma ampliar significativamente su área bajo riego sin incurrir en erogaciones excesivamente cuantiosas

En segundo lugar, la cercanía a la mencionada central le garantiza a la explotación el suministro de energía eléctrica en media tensión, fundamental para el funcionamiento eficiente de sistemas de riego a gran escala. Sin embargo, Guillermo Borrajo aclaró que estas ventajas están ausentes en la mayor parte de Colonia Josefa, un valle de gran potencial de la provincia de Río Negro

Esa área se ubica en la margen sudoeste del río Negro, entre las localidades de Pomona y General Conesa. El secretario de Agricultura de la provincia, Lucio Reinoso, confirmó a Diario RÍO NEGRO que, desde el Ministerio de Producción, se está trabajando en la elaboración del proyecto de desarrollo hidráulico de Colonia Josefa. Participan de la iniciativa equipos del DPA (Departamento Provincial de Aguas) y de la Upcefe (Unidad Provincial de Coordinación y Ejecución del Financiamiento Externo). 

La idea es la construcción de un canal principal con dominio sobre el valle de Colonia Josefa, desde el cual saldrían canales secundarios que irán desde el sector más alto hacia las áreas más bajas. En su primera etapa, permitiría regar unas 17.000 hectáreas, de las 37.000 potencialmente regables del lugar”, detalló Reinoso.  

El funcionario explicó que la pendiente natural del lugar permitiría, en un principio, instalar sistemas de riego gravitacional sin necesidad de contar con energía eléctrica. Mientras tanto, Agrónica demuestra todos los años el gran potencial de Colonia Josefa. 

Fuente: Rio Negro