En inmediaciones de San Francisco, César Brigatto junto a su socio, con apenas 15 hectáreas, iniciaron un camino sembrado de desafíos y perseverancia, cultivando alfalfa para la exportación.
Hoy, con orgullo cosechan los frutos de su arduo trabajo, expandiendo sus tierras a 115 hectáreas y con ambiciosos planes para duplicar esa cifra. Esta historia no es solo de crecimiento numérico, sino de un mensaje clave: es posible hacer alfalfa en lo periurbano.
En diálogo con TodoAlfalfa, Brigatto explicó que “la lucha contra la maleza es constante, han empleado técnicas tradicionales, arados de reja y rolos, trabajando la tierra incansablemente desde noviembre y diciembre para una siembra en marzo y abril”.
Se trata de un trabajo a la «vieja usanza», pero con resultados excepcionales. Durante los dos primeros años, la maleza se mantiene a raya, convirtiéndo en un desafío a partir del tercero. La persistencia de sus cultivos se extiende de tres a cuatro temporadas.
La expansión de sus tierras no se limita a las zonas periurbanas. Un 70% de sus cultivos se extienden a otras áreas, demostrando su capacidad de adaptación y búsqueda de nuevas oportunidades.
Su visión de futuro es clara: “crecer a escala, agregar valor a su producción y llegar a nuevos mercados. La innovación y la adaptación son pilares fundamentales de su estrategia.
Esta historia de inspiración y perseverancia nos permite entender que sumando trabajo duro y visión de futuro, un proyecto, por pequeño que sea, puede transformarse en un negocio próspero.
Brigatto aseguró que el plan de expansión no se detiene y ahora buscarán “duplicar su producción”.