En la región pampeana las condiciones climáticas de la primavera han presentado una anomalía notable: un período de temperaturas inusualmente elevadas fue interrumpido por un brusco y marcado descenso térmico.
Esta situación ha generado una comprensible inquietud entre los productores, quienes observaban un desarrollo acelerado en sus alfalfares y ahora se preguntan cuál será el impacto real de este frente frío.
El análisis técnico de la situación, basado en la evaluación del ingeniero agrónomo Juan Lus, concluye que el fenómeno actuará principalmente como un freno temporal al crecimiento, sin causar daños significativos o permanentes que comprometan la persistencia de las pasturas.
Para comprender el verdadero alcance del reciente frente frío, es fundamental analizar el estado de los cultivos antes de su llegada. Durante las últimas dos semanas, la combinación de una buena disponibilidad de agua en la mayoría de los suelos de la región pampeana y temperaturas consistentemente por encima de los valores normales para la época creó un escenario ideal para un crecimiento explosivo de las pasturas de alfalfa.
Esta confluencia de factores provocó una respuesta fisiológica contundente. Las alfalfas experimentaron un arranque anticipado, adelantándose aproximadamente 20 días a su ciclo habitual, con un desarrollo foliar y de tallos de una rapidez y vigor extraordinarios.
Respecto a la foto, la evidencia histórica respalda esta evaluación. Un caso documentado en Cachi con una alfalfa Grupo 9 demuestra la notable capacidad de recuperación del cultivo. En esa ocasión, una nevada ocurrida en mayor cubrió por completo plantas ya desarrolladas. A pesar de la severidad del evento, el cultivo no sufrió ningún daño posterior y continuó su ciclo productivo sin inconvenientes. Este ejemplo ilustra que la alfalfa en una especie de gran plasticidad, capaz de tolerar situaciones de estrés que pueden preocupar a productores.
En términos del especialista, las plantas salieron a una velocidad de crecimiento fuera de lo común. Sin embargo, este desarrollo acelerado trajo consigo consecuencias y riesgos importantes.
Las plantas crecieron con las siguientes características:
• Composición: Una alta proporción de agua, volviéndolas muy tiernas y suculentas («muy lechugas»).
• Valores Nutricionales: Niveles de proteína cruda excepcionalmente altos.
• Estructura: Un bajo contenido de fibra estructural.
Esta combinación de alta proteína, bajo contenido de fibra y elevada proporción de agua es la causa directa del drástico incremento en el riesgo de timpanismo o empaste en el ganado.
De hecho, se reportaron múltiples casos «muy severos de empaste» en zonas como La Pampa, Chaco y Formosa, con incidentes graves que incluyeron la mortandad de novillos.
Es destacable que estos problemas ocurrieron incluso en lotes donde se estaban utilizando productos preventivos antitimpánicos, lo que subraya la extrema vulnerabilidad que presentaban las pasturas.
Este era, por tanto, el escenario de plantas fisiológicamente aceleradas y altamente vulnerables sobre el cual impactó el frente frío.
Un «freno de mano» para el desarrollo
La llegada del frente frío supuso un cambio abrupto en las condiciones de crecimiento, actuando como un factor limitante inmediato. El efecto más notable de este descenso térmico puede describirse con la metáfora de un «freno de mano»: el crecimiento, que según la analogía del experto «venía a 160», se detuvo bruscamente, como si «le tiraran el freno de mano y pasarán a cero».
El principal síntoma visual que los productores podrían observar en sus lotes es una reacción superficial al estrés por frío. En las plantas más vigorosas, es posible notar el «brote doblado» en la parte superior de los tallos.
Este síntoma es una manifestación directa de la baja temperatura sobre los tejidos más tiernos y expuestos, pero es crucial aclarar que se trata de un efecto superficial y no de un indicador de daño estructural profundo ni de una amenaza para la supervivencia de la planta.
Más allá de este efecto inmediato y visible, el análisis técnico se centra en evaluar el impacto real a mediano y largo plazo sobre la salud y la productividad del cultivo, que, como se verá a continuación, es limitado.
Demora temporal, no daño permanente
Lus indica que el impacto del frente frío se manifestará como una moderación del crecimiento y no como una amenaza a la persistencia de las pasturas. El análisis cuantitativo sugiere que este evento climático solo provocará una demora en el ciclo de crecimiento de entre 3 y 4 días. No se anticipa un «impacto potente» o «contundente» sobre la productividad general de los alfalfares.
El pronóstico del tiempo para los próximos días muestra una rápida recuperación de las temperaturas. Si bien el frío fue intenso durante un corto período, se espera que tanto las mínimas como las máximas se eleven rápidamente, limitando la duración del estrés abiótico y permitiendo que las plantas reanuden su crecimiento normal en poco tiempo.
Para poner en perspectiva la resiliencia de la alfalfa, es útil contrastar la situación actual con un escenario hipotético que sí podría causar un daño severo. Un escenario de daño severo (defoliación) requeriría condiciones mucho más extremas y sostenidas: temperaturas de 6 grados bajo cero mantenidas durante varias horas (ej., 4-5 horas) por varias noches consecutivas. No obstante, el Ing. Lus aclara que incluso en un escenario tan extremo, el daño se limitaría a una defoliación, sin comprometer la persistencia de la corona de la planta, que tiene la capacidad de rebrotar.

