Morfología, enfermedades, plagas y mejoramiento genético de la alfalfa

Esas fueron las temáticas abordadas en la segunda clase de la Diplomatura en alfalfas de calidad. Estuvieron a cargo de los ingenieros agrónomos Daniel Basigalup y Ariel Odorizzi. La calidad de la alfalfa se debate en la universidad.

Con más de 100 asistentes muy calificados de diversas provincias Argentinas y de países latinoamericanos, y luego de que hubiera que extender la inscripción por el interés tras la primera clase, la diplomatura en Alfalfas de Calidad sumó su segundo sábado de “acción”.

Esta propuesta, organizada por TodoAlfalfa.com.ar y el Instituto de Ciencias Básicas de la UNVM, que busca debatir con cuadros técnicos y productores cómo se puede aumentar la cantidad y calidad de producción de alfalfa tuvo a Daniel Basigalup y Ariel Odorizzi como los docentes responsables de plantear los siguientes temas: “morfología, estados de madurez, enfermedades, plagas de la alfalfa y mejoramiento genético de la alfalfa”.

En primer lugar fue el doctor Daniel Basigalup, ex referente del INTA y asesor privado, quien brindó una clase integral y amplia sobre la morfología de la alfalfa, sus estadios de madurez, y los principales patógenos y plagas que la afectan, con el objetivo de proporcionar una comprensión integral para su manejo y cultivo.

Cuando hablamos de morfología, tenemos que entender que es la que se encarga de estudiar la forma de las plantas. Para la alfalfa, sus órganos se dividen en: «semilla, raíz, corona, tallo, hoja, flor, y fruto».

A su vez, Basigalup explicó los “componentes morfológicos claves”:

– Germinación y Plántula: Inicia con la emergencia de la radícula, seguida por el desarrollo de la plántula con la aparición de los cotiledones. Las primeras etapas vegetativas incluyen la fase cotiledonal y la hoja unifoliada, seguidas por la aparición de hojas trifoliadas (dos, tres, cuatro y cinco).

En otra parte de la ponencia, habló cobre la comprensión de los estadios de madurez, algo fundamental para el manejo del cultivo. Se dividen en cuatro estados principales:

A- Estado Vegetativo (Estadios 0-2): Fases tempranas sin estructuras reproductivas.

Estadio 0 (Vegetativo temprano): Tallos < 15 cm, yemas axilares no visibles.

Estadio 1 (Vegetativo medio): Tallos de 16 a 30 cm, 1-2 hojas verdaderas visibles en la porción media.

Estadio 2 (Vegetativo tardío): Tallos > 30 cm con ramificaciones en al menos dos nudos y ≥ 3 hojas.

Importante: «Si bien la altura de tallos se emplea para la definición de los estadios vegetativos, su uso debe hacerse con cautela.» La altura puede no siempre correlacionarse con el estado de madurez, especialmente bajo condiciones de estrés hídrico.

B- Estado de Botón Floral (Estadios 3-4): Diferenciación de meristemas reproductivos, con botones florales visibles en los ápices de los tallos. Los ápices foliares son planos, mientras que los reproductivos son redondeados (globosos).

Estadio 3 (Botón floral temprano): Botones florales en solo uno o dos nudos, palpables.

Estadio 4 (Botón floral): ≥ 3 nudos con inflorescencias visibles y botones florales claramente separados.

C- Estado de Floración (Estadios 5-6): Flores abiertas y visibles, indicando el estado reproductivo.

Estadio 5 (Floración temprana): Flores abiertas en un solo nudo floral del tallo.

Estadio 6 (Floración tardía): Flores abiertas en ≥ 2 nudos florales.

D- Estado de Producción de Semillas (Estadios 7-9): Desarrollo de frutos (vainas) y semillas, relevante para la cosecha de semillas, no para alimentación de ganado.

Estadio 7 (Fructificación temprana): 1-3 nudos con ≥ 1 vainas verdes recién formadas. Flores aún presentes en partes apicales.

Estadio 8 (Fructificación tardía): ≥ 4 nudos con vainas verdes bien formadas y espiraladas. Tallos viejos muy ramificados y con baja proporción de hojas.

Estadio 9 (Vainas maduras): La mayoría de las vainas maduras, de color marrón y secas. Muy baja proporción de hojas, tallos fibrosos. Momento apropiado para la cosecha de semillas.

Enfermedades de la Alfalfa

Las enfermedades se agrupan en tres categorías principales, además de las deficiencias nutricionales.

– Enfermedades de Raíz y Corona: Estas enfermedades «Destruyen tejidos de la corona y de la raíz», lo que reduce la absorción, el anclaje, la fijación simbiótica de N2 y el almacenamiento de reservas. Su desarrollo es usualmente lento, acelerándose con el estrés.

Enfermedades Foliares: No causan la muerte directa de la planta, pero «Reducen capacidad fotosintética», «Promueven pérdidas del rendimiento y/o calidad», y «Defoliaciones severas… pueden causar un estrés general y predisponer para ataque de otros agentes patógenos.» Son más dañinas en primaveras y otoños frescos y húmedos.

Virosis: Virus del Mosaico de la Alfalfa (AMV): Síntomas de «moteado (mosaico) amarillento a verde pálido entre las nervaduras de los folíolos, que puede o no estar acompañado de enanismo.» Transmitido por más de 25 especies de áfidos, siendo el pulgón verde y negro los más importantes.

Plagas de la Alfalfa

Las plagas de la alfalfa se clasifican en defoliadoras, cortadoras, pulgones, gorgojos, trips y arañuela roja.

Orugas Defoliadoras:

  • Pulgones: Son vivíparos y partenogénicos. El control se realiza con variedades resistentes y control integrado.
  • Complejo de Gorgojos (Coleoptera: Curculionidae): Las larvas «causan daño a las raíces, provocando galerías, agujeros y corte.» Amplia difusión, más frecuentes en suelos sueltos y zonas subhúmedas/semiáridas. Diferentes picos de emergencia dificultan el control. Incluye varias especies de los géneros Pantomorus, Naupactus, Priocyphus, Trychonaupactus. 
  • Trips (Thrips y Frankliniella): «Raspan y succionan los tejidos vegetales. Reducen el vigor de las plántulas, retrasan el crecimiento y disminuyen el rendimiento. Pueden ocasionar daños severos en implantación.» Muy pequeños (0.5-1.3 mm), se dispersan por viento. Son vectores de virus.
  • Arañuela Roja Común (Tetranychus urticae): Ácaros diminutos que afectan gravemente los cultivos, especialmente en sequía y altas temperaturas. «Se alimentan de la savia de las hojas, causando puntos translúcidos que luego se tornan marrones o negros, y puede llegar a defoliar la planta. Forman telas, que afectan la fotosíntesis.» 

Seguidamente el ingeniero Agrónomo Ariel Odorizzi (Mg. en Genética Vegetal, Dr. en Ciencias Agropecuarias) y referente del INTA Manfredi, abordó la importancia de la integración de la genética y el manejo agronómico para maximizar el rendimiento y la calidad de la alfalfa. Si bien el mejoramiento genético ha logrado avances significativos, el estancamiento reciente en el rendimiento exige un enfoque más holístico, incorporando las «ómicas» (genómica, fenómica, ambientómica) para una mejora más precisa y sostenible de los cultivares.

La elección adecuada del cultivar, junto con prácticas de siembra y manejo óptimos, son esenciales para cerrar la «brecha de rendimiento» y asegurar una producción exitosa y rentable.

Odorizzi destacó que “la elección de calidad genética en semillas de alfalfa es fundamental para el éxito del cultivo, según lo dejó claro a lo largo de su presentación ya que brinda beneficios de la calidad y el rendimiento”.

Conceptos clave relacionados con la genética de la alfalfa:

  • Poliploide Autopoliploide Autotetraploide: La alfalfa es predominantemente autotetraploide (2n = 4x = GGGG), lo que implica cuatro juegos de cromosomas. Esta característica genética influye en su mejoramiento.
  • Sensibilidad a la Endocria / Autoesterilidad / Autoincompatibilidad: Factores que afectan la reproducción y el mejoramiento.
  • Perenne / Gran Diversidad Genética / Flores Perfectas / Polinización Cruzada / Polinización Entomófila: Rasgos biológicos que contribuyen a la diversidad y el potencial de mejoramiento de la alfalfa.

El mejoramiento genético de la alfalfa busca optimizar caracteres complejos como el rendimiento. Se distinguen dos enfoques principales:

Datos históricos y estancamiento del rendimiento

En Argentina, el rendimiento pasó de 5 ton MS/ha/año en 1970 a 16 ton MS/ha/año en 1995. Sin embargo, la ganancia genética per se del rendimiento se ha «ESTANCADO LOS ÚLTIMOS 20 AÑOS» desde aproximadamente 1986.

Brecha de Rendimiento: Es la «Diferencia entre los rendimientos potenciales en condiciones óptimas y los rendimientos reales logrados». Las estrategias para abordarla incluyen el mejoramiento genético.

La elección de una variedad es «necesario, pero no suficiente«, ya que el potencial genético de una variedad de élite puede verse limitado por el ambiente

«Aunque el auto esté diseñado para alcanzar altas velocidades y tener un rendimiento excepcional, las limitaciones del terreno impiden que muestre toda su potencia.».

Para disminuir la brecha entre la producción potencial y la obtenida, se destacan varios factores de manejo:

1. Elección del lote:

  • Suelos bien drenados, bajo contenido de sales, profundidad mínima de 1 metro.
  • Buena fertilidad (N, P, S, B), pH entre 6.5 y 7.5.
  • Considerar el cultivo antecesor, fecha de liberación, volumen de rastrojo, control de malezas previos y condiciones de humedad.

2. Elección del cultivar: Como se mencionó, un factor necesario pero no suficiente.

3. Siembra: 

  • Fecha de siembra: Óptima al inicio del otoño para una rápida emergencia y desarrollo de raíz y corona.
  • Temperatura: Germinación óptima entre 19º-25º C; desarrollo de plántulas óptimo a 20º-25º C. El período entre cotiledón y hoja unifoliada es el de mayor sensibilidad a las heladas.
  • Densidad de siembra: Se recomienda entre 16-20 kg/ha de semilla peleteada. El objetivo es lograr 200-300 plantas/m² a los 90-120 días.
  • Es crucial conocer el Valor Cultural (VC) o Semilla Pura Germinable (SPG) para calcular la densidad de siembra adecuada. VC = Pureza x PG / 100.
  • Sistemas de siembra: Convencional o directa, prestando atención a la firmeza de la cama, riesgo de planchado, cobertura de rastrojo, contacto semilla-suelo y control de profundidad. La siembra cruzada o sesgada (a 45° o 90°) no muestra diferencias significativas en producción.
  • Profundidad de siembra: Crítica, entre 1-1.5 cm.

4. Control de malezas:

El lote debe estar libre de malezas durante los primeros 60-90 días (Período Crítico de Competencia). Las malezas reducen la calidad forrajera, afectan la densidad y el vigor, y pueden ser tóxicas o causar problemas en animales.

 5. Control de plagas y enfermedades:

  • Plagas: Manejo mediante control integrado (Trips, isocas, gorgojos, arañuelas, etc.), aplicando solo cuando se alcancen niveles de daño económico.
  • Enfermedades: Elegir variedades con altos niveles de resistencia a Fitóftora, Fusariosis, Antracnosis y pulgones. Si no hay variedades resistentes, controlar con prácticas de manejo (evitar encharcamientos, adelantar corte, rotación). El uso de fungicidas es «ANTIECONÓMICO». La semilla peleteada ofrece cierta protección inicial.

El próximo sábado se llevará a cabo el tercer encuentro que tendrá a Esteban Ríos, ingeniero agrónomo y responsable de mejoramiento y genética de forrajeras, departamento de Agronomía en la Universidad de Florida (EEUU), quien hablará sobre “mejoramiento genético de alfalfa utilizando técnicas convencionales, genómicas y biotecnológicas”, mientras que Juan Cruz Maceda, ingeniero Agrónomo, especialista en protección vegetal y docente de la UNVM tratar el tema: “manejo integrado de plagas y control de malezas en pasturas de alfalfa”.