“El potencial para crecer lo tenemos”

Ezequiel Rojo es ingeniero agrónomo y productor de alfalfa y dejó en claro que Argentina tiene todo para subirse al podio de los países exportadores de alfalfa. ¿Qué falta? ¿Cuáles son las claves para poder lograr el objetivo?

La producción de alfalfa es un pilar fundamental de la agricultura en muchos países, y en el caso de Argentina, se destaca como uno de los principales productores a nivel mundial. 

Sin embargo, a pesar de esta posición privilegiada, la realidad es que aún hay un camino por recorrer para convertirnos en un referente en la exportación. En TodoAlfalfa dialogamos con el ingeniero Agrónomo Ezequiel Rojo, productor de alfalfa y uno de los disertantes en la segunda jornada de la Cadena Integral de la Alfalfa. 

Claro está el potencial que tiene la industria de la alfalfa en Argentina, sin embargo factores como la calidad de la producción, el clima y la falta de tecnología atentan contra el objetivo.

Las acciones que el sector lleva a cabo, buscan dar herramientas para suplir esas falencias y lograr el objetivo que permitirá explotar esta riqueza alcanzando nuevos horizontes, muchos de ellos ya fueron proyectados.

Rojo dejó en claro que uno de los grandes desafíos que el productor enfrenta es la “fluctuación del mercado interno” y lo graficó con un ejemplo: “Hace poco, el precio de la alfalfa estaba entre 150 y 180 pesos, pero ha caído a 80 pesos debido a un exceso de producción”.

En comparación, remarcó “la estabilidad en los precios de exportación” y manifestó: “oscila entre 120 y 170 dólares, muestra que hay un nicho que puede ser explotado si se mejora la calidad del producto”. 

En este sentido, es crucial que los productores establezcan contratos anuales, buscando un equilibrio que beneficie a ambos lados de la producción.

Cambiar paradigmas y formas de trabajar

Uno de los errores más comunes en la producción de alfalfa es dejar el producto expuesto a los elementos climáticos. Al igual que en otras producciones, donde la cosecha se maneja con cuidado, es vital aprender a proteger la alfalfa. 

Ezequiel Rojo ejemplifica este cambio de mentalidad, sugiriendo que debemos dejar atrás la costumbre de almacenar los rollos o fardos a la intemperie. “Implementar medidas de protección no solo asegura la calidad del producto, sino que también incrementa las posibilidades de venta en el exterior”, remarca.

Solidificar vínculos

Un punto clave para lograr un crecimiento sostenido en la alfalfa es la creación de vínculos sólidos con tambos y establecimientos agropecuarios que sean clientes. 

¿A que se refiere?

Negociar acuerdos donde ambos lados se sientan beneficiados, evitando que el productor “mate” al tambero durante momentos de escasez. La creación de alianzas estratégicas puede ayudar a mantener un flujo de productos de alta calidad y precios justos. La idea es fomentar un ambiente colaborativo donde la producción no sea solo una transacción, sino un verdadero negocio para todos.

Sobre el final, destacó que “el potencial para crecer lo tenemos” y aseguró que Argentina puede escalar posiciones en la exportación de alfalfa siempre que se lleven a cabo los puntos necesarios para lograrlo.

Hoy nuestro país es el segundo productor de alfalfa a nivel mundial, sin embargo, eso no se traduce en exportación. Es clave, según Rojo, fomentar la confianza entre productores y presentar la alfalfa como un negocio atractivo son pasos cruciales para lograr este objetivo. 

La visión de Ezequiel Rojo es clara: si los productores ven el negocio y se comprometen a mejorar la calidad, podremos subirnos al podio de exportadores internacionales.