Reconocimiento al “grupo alfalfa” del INTA Manfredi

Se trata de un equipo que trabaja a diario en el desarrollo del cultivo. Son un engranaje fundamental para el crecimiento de la producción logrando la sincronización público-privado. El Clúster de Alfalfa de Córdoba los reconoció por su labor.

El INTA Manfredi tiene su “grupo alfalfa” que trabaja a diario para el desarrollo del cultivo. En TodoAlfalfa dialogamos con Ariel Odorizzi, ingeniero agrónomo y mejorador genético, quien destacó que “es un honor, súper gratificante haber recibido este reconocimiento” y valoró el grupo formado, con Daniel Basigalup como “cabeza” del mismo del que forman parte Valeria Arolfo, Silvia Olivo, Gastón Urrets Zavalía y el propio Odorizzi.

“Nos ha formado (Daniel Basigalup) como grupo para que, en la medida que la alfalfa se va tecnificando, nosotros también nos vayamos especializando en ciertas cosas”, dijo.

Una “reconfiguración”

“Veíamos un gráfico ahí de la evolución del cultivo de alfalfa que en los años 90 tenía una superficie sembrada de 8 millones de hectáreas, luego le fue ganando terreno la soja y la alfalfa fue hacía zonas más marginales”, explicó.

Por lo tanto, Odorizzi entiende que allí tuvieron que “hacer un esfuerzo para llevar este potencial de la alfalfa a esas zonas marginales y esos son los objetivos con los cuales trabajamos ahora”.

Sembrar dependiendo del contexto

El especialista en genética sostuvo que muchas consultas que reciben por parte del productor apuntan a ¿qué variedad siembro? ¿qué variedad elijo?

La clave será el contexto. “Una variedad, el fenotipo, lo que expresa, el potencial que tiene un material genético y más tratándose de alfalfa, que es una especie que no es como la soja, que es diploide, que es tetraploide, con todos los complejos que tiene a nivel genético”.

“En ese sentido, yo siempre digo, ¿pero en qué contexto? Porque vos podés tener la mejor genética, el mejor potencial, una variedad que esté seleccionada para zonas con sequía, con anegamiento, con mayor calidad y demás, pero si vos no le das las condiciones que necesita, y nunca vas a llegar a lograr expresar ese fenotipo, ese potencial que tiene, porque el fenotipo lo que va a expresar y el potencial tiene que ver con la genética, por supuesto, pero también tiene que ver con el ambiente”, expuso.

Al referirse a ambiente, apunta a “algo amplio, que no tiene que ver solamente con radiación, con temperatura, con agua. Tiene que ver también con el manejo”. Por lo tanto, “no es solo lograr una buena genética, sino que también darle la oportunidad a esa buena genética de que se exprese”.

Continuar avanzando en la investigación

“Nosotros seguimos trabajando bajo los objetivos generales, que es producción, persistencia y resistencia combinada a plagas y enfermedades. Toda variedad tiene que tener esas características”, dijo Odorizzi.

Reconoció que “a través del mejoramiento genético convencional, en lo que es mejoramiento genético por producción, por productividad, por kilogramos de forraje cosechado, hemos llegado a un plato que es difícil de quebrar a través del mejoramiento genético convencional”, pero “todavía existe variabilidad para seguir explorando, y en ese sentido, estamos haciendo articulaciones con la Universidad de Florida, en Estados Unidos, y estamos trabajando con el Instituto Lodi de Italia, en nuevas herramientas de fenotipado, fenotipado de alto caudal y genotipado, poder romper ese techo, digamos, en cuanto a lo que es rendimiento”.

“Ahora, con lo que respecta al cambio climático y esto del corrimiento de la alfalfa hacia zonas más marginales, trabajamos con lo que son los objetivos de estreses abióticos, de sequía, de anegamiento, de salinidad, estreses combinados”, puntualizó.

“Tratamos de abarcar siempre las necesidades del productor” sostuvo y reconoció que trabajan en un convenio de vinculación tecnológica de exclusividad con la empresa Palo Verde, pero no dejamos de trabajar por otros objetivos que necesita el país”.